Por: Mugs Redacción

En la conferencia magistral La antropología mexicana: un proyecto de nación, ofrecida en el auditorio Jorge Carpizo de la Coordinación de Humanidades, Rodolfo Stavenhagen, doctor honoris causa por la UNAM, afirmó que “en la actualidad, México es uno de los países más violentos del mundo”.

“En México, el proyecto de nación se ha desvanecido y es necesaria una redefinición para hacer realidad la inclusión y el respeto a las garantías de los indígenas”,  porque estos “problemas enraizados continúan siendo persistentes las violaciones a los indígenas”, subrayó.

El académico nacido en 1932 en Frankfurt, Alemania, y nacionalizado mexicano, recordó que los Acuerdos de San Andrés, firmados entre el Gobierno Federal y el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), tras el levantamiento de 1994, “siguen sin cumplirse”.

Consideró  que un país que avanza lentamente para integrar a los pueblos originarios y respetar sus derechos humanos urge que los antropólogos asuman su responsabilidad social, acompañado de la coordinadora de Humanidades, Estela Morales Campos, y la directora del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA), Cristina Oehmichen.

Stavenhagen desarrolló, junto con Pablo González Casanova, el concepto de “colonialismo interno”, que describe el dominio de los grupos poderosos y mestizos sobre las comunidades originarias durante el complejo proceso de la construcción de México como nación independiente.

Luego de tres siglos de coloniaje y uno de independencia, se produjo un proceso de “aculturación” para la integración, que en los hechos significó la “desindigenización” del país, explicó.

En esa etapa se ha transitado de ignorar, a reconocer a los indígenas en las leyes; se han hecho esfuerzos por alfabetizar para castellanizar a esas comunidades, mientras que actualmente hay intentos valiosos para reconocer al país como pluricultural y multiétnico.

“Existen esfuerzos como las universidades interculturales; la creación del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (INALI), que reconoce más de 67 lenguas vivas (algunas en riesgo de desaparición), y la inclusión de los derechos humanos de los indígenas en la Constitución, que significan un paso, pero aún están muy lejos de cumplirse”, concluyó.