• Es un problema que afecta especialmente al estudiantado y de manera particular a las mujeres, señaló Rodrigo Díaz, rector de la Unidad Iztapalapa de la UAM.

Por: Redacción/

De acuerdo con el informe de la encuesta acerca de violencia por razones de género y discriminación, realizada por la Defensoría de los Derechos Universitarios (DDU) de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), más de 75 por ciento de los encuestados sufrió algún tipo de violencia por razones de género, 46.4 por ciento reconoció haber sido objeto de insultos, burlas, apodos, ofensas y descalificaciones y 34 por ciento recibió comentarios desagradables sobre su cuerpo, todo esto dentro del ámbito universitario.

Durante la presentación del informe de la encuesta –en la que participaron 2,000 integrantes de la comunidad– la doctora María Guadalupe Huacuz Elías, defensora de los derechos universitarios, dijo que “responde a la obligatoriedad que tenemos quienes estamos en la gestión de hacer efectivas las políticas transversales, que esta casa de estudios aprobó desde diciembre de 2020, para erradicar este fenómeno”.

En esas políticas se expresa de manera abierta la necesidad de incorporar en forma transversal la perspectiva de género en la legislación universitaria, en los lineamientos, instructivos, acuerdos, protocolos, códigos de ética, planes de estudio, programas y proyectos de investigación y, en general, en todos los ámbitos y competencias de los órganos e instancias de apoyo, así como en las prácticas socioculturales de la colectividad.

En armonía con dichas estrategias existe además el Reglamento del alumnado y esta información que ahora “estamos presentando es necesaria a la hora de tomar decisiones” para hacer valer este nuevo estatuto de estudiantes, dijo en el encuentro Siete días de activismo en la Universidad Autónoma Metropolitana, contra la violencia por razones de género, convocado por la DDU de la UAM.

Adicionalmente a las políticas y al reglamento, la Ley General de Educación Superior y los procedimientos nacionales e internacionales en materia de erradicación de la violencia por motivos de género también “nos obligan como institución académica, una de las más importantes del país, a hacer ejercicios como éstos”.

El esfuerzo que ahora se concreta tiene una larga historia de al menos 20 años, en que varias colegas han tratado de generar datos sobre el tema en la universidad, “que nos ha permitido acceder a información para lograr lo que se propuso la defensoría, que es este primer informe sobre violencia por razones de género y discriminación”.

Durante la ponencia que dictó con motivo de esta presentación, el doctor Rodrigo Díaz Cruz, rector de la Unidad Iztapalapa de la UAM, expuso que como antropólogo y trabajando el tema de violencia y discriminación “siempre he pensado que el problema tiene su propia dimensión cultural”.

“Nuestro mundo está mediado por órdenes clasificatorios y una vez que nombramos el mundo y las cosas que lo pueblan ordenamos, catalogamos, distribuimos, dividimos, etiquetamos, jerarquizamos, limitamos, incluimos o excluimos, diferenciamos y relacionamos”.

En cada cultura y épica existen clasificaciones que han sido duraderas y están tan cristalizadas y enraizadas “que las concebimos como si ese fuera el orden natural de las cosas, como los sistemas de parentesco, la distinción binaria hombre-mujer o las estaciones del año; en todo caso, siempre habrá elementos para cualquier orden clasificatorio que cuestionen su presumible estabilidad”.

Las identidades no sólo son producto de la semejanza, sino antes bien de la diferencia, es decir, “del establecimiento de límites y fronteras que las propias clasificaciones implican” y “si los sistemas clasificatorios dominantes suponen las formas en que se ejerce el poder y el control también pueden implicar la posibilidad del disenso, del contrapoder y de la resistencia”.

El doctor Díaz Cruz explicó que en el modelo hegemónico heteronormativo se obliga a los cuerpos a conformarse a una idea histórica de qué es ser auténticamente mujer u hombre y se les induce a hacerse un ciclo cultural específico, a materializarlo en obediencia a una materialidad delimitada, lo que supone sostenerlo y repetirlo a través de estrategias corporales.

Por tanto, ser hombre o ser mujer implica la reiteración de una norma cuya complejidad histórica es indisociable de las relaciones de disciplina, regulación y castigo, de otro modo habrá consecuencias punitivas.

El cuerpo es uno de los campos de batalla más recalcitrantes en donde operan los órdenes clasificatorios y una estrategia usual de discriminación a la que éste se ve sometido es la hipercorporalización, en la que se vincula con identidades colectivas sojuzgadas, sean indios, negros, mujeres, trans o gays.

En ese sentido cuestionó “qué sistema clasificatorio defendemos cuando nos resistimos a la igualdad de género, a la supresión del racismo y clasismo, cuando nos oponemos a la matriz heterosexual dominante o a las colectivas feministas, ¿cómo enfrentar para promover una cultura de paz a esa terrible máquina que ha generado violencia y discriminación? Ahí están nuestros retos en este tiempo y circunstancia”, subrayó.

Al referirse a la encuesta destacó que es la primera en su tipo que involucró a todos los sectores de la Institución para conocer la percepción que tiene la comunidad acerca de la violencia por razones de género y las situaciones de discriminación que ocurren en sus entornos.

En una primera mirada a la encuesta –apuntó el rector citando el informe– “se puede observar que en la UAM la violencia por razones de género es un problema que afecta en especial al estudiantado y, de manera particular, a las mujeres, causando malestar durante su estancia en las instalaciones universitarias, complicaciones en el aprendizaje y en la salud integral de la población que la experimenta”.

La encuesta fue atendida por poco más de dos mil personas, de las cuales 73 por ciento corresponde al alumnado. “No es menor la riqueza de este primer informe, entre otras cosas, porque revela los estereotipos de género en la colectividad que nos remite a esos órdenes clasificatorios muy arraigados a los que me referí”.

Este ejercicio también ofrece datos sobre la violencia digital (amenazas y acoso a través de las pantallas); física como golpear, pellizcar, arañar, empujar y jalonear, y sexual como chistes de contenido sexual sobre las mujeres o sobre las personas de la diversidad sexual.

Quien consulte este ejercicio también encontrará información sobre las formas de discriminación por discapacidad y por ser integrante de alguna población indígena o afromexicana que han sido excluidas en el contexto de la sociedad y lamentablemente también en los contextos universitarios.

El doctor Díaz Cruz sostuvo que el conocimiento que la comunidad tiene de las unidades de género, así como de las funciones de la defensoría es menor a lo deseado, pues 37 por ciento sabe de las primeras y 27 por ciento de la segunda, “lo que nos obliga a redoblar esfuerzos para difundir el relevante papel que desempeñan y habrán de desempeñar ambas instancias para la vida universitaria”.

Los datos obtenidos, de los cuales en este informe se exponen los más generales, permitirán hacer análisis e interpretaciones más finos y hondos; mientras tanto en reciprocidad por el apoyo de la colectividad al participar, se hará pública la encuesta “que debe obligarnos a actuar con más vigor para impulsar una cultura de paz y de cero tolerancia a la violencia y a la discriminación en los espacios universitarios y más allá de sus fronteras”.

En la presentación de este informe participaron también las doctoras Luciana Ramos Lira, del Instituto Nacional de Psiquiatría, y Alicia Saldívar Garduño, defensora adjunta de la Defensoría de los Derechos Universitarios, además de la maestra Elizabeth García Cervantes, estudiante del Doctorado en Psicología Social de la Unidad Iztapalapa, quienes reconocieron el esfuerzo de la defensoría para la realización de la encuesta, ejercicio que, confiaron, pueda seguirse realizando para dar seguimiento a la evolución del fenómeno de violencia y discriminación en la institución.