• La vocación hacia la monumentalidad con calidad en cada uno de sus edificios, preservan a la Ciudad Universitaria en magníficas condiciones a 70 años de su construcción.

Por: Redacción/

María Stella Flores Barroeta fue la única arquitecta que participó oficialmente en la construcción de Ciudad Universitaria, Patrimonio Mundial de la UNESCO, a partir de 2007. Cumplirá 70 años de existencia, este año.

La secretaria Técnica del Comité de Análisis para las Intervenciones Urbanas, Arquitectónicas y de las Ingenierías en el Campus Ciudad Universitaria y los campi de la UNAM, Louise Noelle Gras Gas, recuerda en entrevista que la calidad y el cuidado de cada edificio fueron trabajados por más de 50 arquitectos a mediados del siglo XX. Eran equipos de tres en cada una de las escuelas a edificar.

Por ello, la infraestructura tiene, de cierta manera, un lenguaje común, una unidad de estilo, que se puede refrendar en el edificio que ocupan actualmente las facultades de Filosofía, Derecho y Economía, que es uno solo.

“Esto lo hicieron los directores del proyecto de conjunto, Mario Pani y Enrique del Moral, pero también una mujer arquitecta, de la que se ha estudiado muy poco: María Stella Flores Barroeta, que era la encargada del Taller de Proyectos y de ordenar todos estos edificios”, destacó.

Todo esto, agregó, para que los inmuebles tuvieran esta continuidad, correspondencia y homogeneidad; lo lograron los directores del proyecto de conjunto y la arquitecta Flores Barroeta, quien ejecutó un trabajo extraordinario que se nota en el resultado de los edificios.

“La Ciudad Universitaria estuvo tan bien cuidada y construida, que los arquitectos y la arquitecta que diseñaron y calcularon los edificios, lo hicieron con gran cuidado, esmero y pasión, por lo que la CU está muy bien mantenida, con inmuebles sólidos y bien planeados, aun cuando se ha modificado la enseñanza sigue funcionando, y seguimos sin problema alguno”, dijo.

El cuidado impuesto en su integración plástica, la vocación hacia la monumentalidad, con esmero y calidad en cada uno de sus inmuebles, la preserva en magníficas condiciones a sus 70 años.

La arquitecta de CU

María Stella Flores Barroeta obtuvo el título de arquitecta por la UNAM, en 1948, cuatro años antes de que iniciara la entrega de Ciudad Universitaria.

Su tesis titulada: “Una clínica del IMSS” cuenta con el sustento escrito de 38 páginas; por su capacidad profesional meses más tarde fue la jefa del Taller del Proyecto de Conjunto de Ciudad Universitaria. Es la única que aparece oficialmente en los créditos de esta obra colectiva.

Se convirtió en la sexta mujer en obtener el grado de licenciatura en la entonces Escuela Nacional de Arquitectura, hoy facultad, y séptima a nivel nacional.

En el año de la Ceremonia de Dedicación de CU, en 1952, que marcó la inauguración y entrega del campi, la población escolar era de 28 mil alumnos; en aquella época solo 17 por ciento de la matrícula de nuevo ingreso eran mujeres.

De acuerdo con información de la Facultad de Arquitectura, como docente fue la segunda sinodal en un examen profesional; además participó en el proyecto y construcción del edificio de Administración y Correos del Conjunto Urbano Presidente Alemán. En el Centro Médico Nacional colaboró en el proyecto de conjunto y realizó el plan del Edificio de Habitaciones y Escuela de Enfermeras.

Noelle Gras comentó que la monumentalidad de Ciudad Universitaria en ocasiones parece inadvertida porque quienes están cerca de ella; sin embargo, no nos damos cuenta porque la vemos en muchos sitios; es una situación similar a Teotihuacan o al Zócalo; no obstante para el resto del mundo no es así.

“Recuerdo en los años 60 que una publicación francesa dedicó un espacio editorial al campus, y en donde anticipó que por su calidad, la Ciudad Universitaria haría que México fuera el líder cultural de América Latina, lo que quiere decir que fue hecha para un gran futuro: que es lo que deseamos para la Universidad”, concluyó.