• Rusia por supuesto tenía todo planeado para apoderarse rápidamente de Ucrania, pero no resultó como lo había previsto , pero este conflicto sirvió para evidenciar sus tentáculos en todo el orbe.

Por María Manuela de la Rosa A./

Ucrania prácticamente está en ruinas por los ataques rusos, una invasión injustificada propia de toda ambición imperialista. Lo hemos visto a lo largo de la historia, con Alejandro Magno, Gengis Kan, Napoleón, Carlos V, Lenin, Stalin…; ahora Vladimir Putin, que evidentemente sueña con la recuperación de los antiguos dominios de la extinta Unión Soviética. Sin embargo, su objetivo no se ha cumplido, pese a que ya destruyó todo un país y logró el éxodo de ya más de cuatro millones de personas. El valor del pueblo ucraniano y su determinación por defender su patria es un ejemplo para el mundo, un mundo globalizado en el que las fronteras se diluyen poco a poco por la creciente interacción entre todas las naciones, fundamentalmente gracias al comercio y la facilidad de las comunicaciones.

El problema del espionaje.

Rusia por supuesto tenía todo planeado para apoderarse rápidamente de Ucrania, pero no resultó como lo había previsto , pero este conflicto sirvió para evidenciar sus tentáculos en todo el orbe, su ejército oculto, la red de espionaje que ha mantenido por décadas, el mismo Putin es uno de ellos, su experiencia en el subsuelo de la información estratégica le dio la visión de expansión y aquí vio su gran oportunidad, pero tendrá que reestructurar su aparato de espionaje, porque ha sido descubierto.

Bélgica acaba de anunciar la expulsión de 17 diplomáticos rusos que fueron acusados de espionaje y los Países Bajos hicieron lo propio con 21 funcionarios rusos. Ambos ministerios del exterior llamaron a los embajadores rusos acreditados para informarles sobre tal decisión en base a informes plenamente fundados.

Por su parte Lituania, Letonia y Estonia expulsaron por el mismo motivo a 10 diplomáticos rusos y en reciprocidad Rusia actuó de la misma manera.

Recientemente el jefe del Comando Norte de Estados Unidos, Glen Vanherck manifestó que los elementos de la Dirección Principal de Inteligencia del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa (GRU), utilizan a México como plataforma, y aquí se encuentra la mayor cantidad de elementos de inteligencia, que trabajan para tratar de incidir lo más posible en los Estados Unidos, en la vida política y en las decisiones estratégicas, como son los procesos electorales, con ataques cibernéticos, etc.

Y claro que México es propicio para acciones de inteligencia, dada la situación de las actividades ligadas con el narcotráfico y la delincuencia organizada en general, así como por el escenario de inseguridad que genera múltiples posibilidades para realizar muy diversas acciones de espionaje que pueden confundirse fácilmente en la confusión que priva con los hechos ya cotidianos que atentan contra la seguridad interior.

VanHerck señaló que la migración, el tráfico de personas y de drogas forman parte del crimen transnacional organizado, por lo que la inestabilidad en la frontera crea oportunidades para agentes rusos, chinos, inaníes y de otros países. Y en esto coincidió la general Laura Richardson, comandante del Comando Sur, por lo que dijo, es muy importante trabajar muy de cerca con los aliados, ya que la cooperación en materia de seguridad es muy importante para preservar al hemisferio occidental.

El modelo Rasputín.

Hoy, con las acciones de Rusia contra su propios agentes, con periodistas, diplomáticos y todo aquel que consideren opuesto al régimen, termina envenenado, nos  recuerda los viejos métodos de envenenamiento que se popularizaron en las cortes medievales para acabar con los enemigos o rivales, aunque con Rasputín en Rusia no fueron tan efectivos, pues es bien sabido que tardó mucho en morir, gracias a que el falso monje ingería muchos dulces, que neutralizan el efecto del cianuro, aunque al final lograron envenenarlo. Y Putin obstinado retoma el guión, haciéndose más evidente, aunque haya perfeccionado el veneno. Ya lo vimos en Londres, donde fue un escándalo mundial la muerte del ex agente ruso. Pero ahora con los diplomáticos y mediadores en las negociaciones que se están llevando a cabo para terminar con la invasión a Ucrania, salió a la luz que el oligarca ruso Román  Abramovich, quien funge como mediador en Turquía, así como dos negociadores ucranianos  presentaron síntomas de envenenamiento, después de una ronda de conversaciones en ese país, por lo que el gobierno ucraniano recomendó a sus representantes no comer ni tocar nada.

Está también la muerte del abogado ruso Sergei Magnitsky, quien había denunciado serios casos de corrupción de rusos a gran escala.

Secuestros al estilo de la mafia.

El centro de derechos humanos de Ucrania  Zmina ha hecho serias acusaciones contra Rusia por el secuestro de por lo menos 30  civiles, entre los que se cuentan periodistas, activistas, paramédicos y funcionarios ucranianos. Al respecto el ex Primer Ministro de Gran Bretaña, David Cameron, pidió que todas las personas privadas de su libertad fueran liberadas.

En Rusia están siendo secuestradas personas que critican las acciones contra Ucrania, hostigando judicialmente, hallanando e implementando campañas de propaganda para desvirtuar todo tipo de denuncias contra las acciones del gobierno. Las detenciones se están dando prácticamente en todo el país y cada vez es más el control de la información.

Amnistía Internacional ha denunciado una campaña del gobierno ruso contra periodistas, disidentes y todo aquel ciudadano que se oponga a la invasión en Ucrania, por lo que más de 150 periodistas han tenido que abandonar el país, ya que podrían enfrentar penas de hasta 15 años de prisión por utilizar palabras como “guerra” instar a la paz.

Moscú tiene bloqueados los principales medios de comunicación críticos, ha cerrado emisoras de radio; el regulador de medios ha bloqueado incluso Twitter y Facebook. Pero las protestas no han cesado y 13,800 manifestantes han sido detenidos.

La crisis humanitaria

Los ataques rusos han ido fundamentalmente contra la población civil, en zonas residenciales, hospitales, escuelas, iglesias, refugios y áreas más vulnerables, violando todos los principios de la guerra, configurándose de facto como crímenes de lesa humanidad. La ciudad de Mariupol por ejemplo, está en una situación de verdadera catástrofe, donde fueron sepultadas 5,000 personas, pero podrían ser lo doble, ya que miles de personas han quedado sepultadas en los escombros.

Vadym Denysenko asesor de Ministerio del Interior de Ucrania informó que Rusia está destruyendo los depósitos de combustible y alimentos. Y si ya el país está devastado, sin estos insumos prioritarios, la hambruna es segura.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha considerado que se está dando el éxodo de más alto crecimiento en Europa desde la II Guerra Mundial.  Son más de 3.8 millones de ucranianos que han tenido que salir huyendo de su país.  Polonia ha recibido 2.2 millones de refugiados; a Alemania han llegado casi 38 mil;  Estados Unidos recibrá a 100,000 refugiados ucranianos; Hungría ha recibido casi a 350,000; Eslovaquia 270,000;  Rumanía 580,000; Moldavia 380,000.

La reconstrucción de un país en ruinas tendrá su costo y si occidente logra poner a Putin en el banquillo de los acusados, Rusia tendrá que pagar. Por lo pronto continúan las negociaciones para determinar la neutralidad de Ucrania, el apoyo de la OTAN a su seguridad y/o su inclusión en la eurozona. Un tema muy difícil, porque la legislación señala múltiples impedimentos, sobre todo cuando estamos hablando de la conciliación con las constituciones nacionales, de la Unión Europea, del tratado del Atlántico, del Derecho de la Guerra, así como del Derecho Internacional. Un asunto que requiere un gran esfuerzo conjunto y sobre todo de la voluntad concertada de las naciones.

Los tentáculos rusos en América Latina.

Y por otro lado, a pesar de la evidencia en las acciones rusas contra Ucrania, que violan no sólo el derecho natural más elemental, los tratados internacionales y todas las leyes vigentes, Rusia cuenta con apoyo en América Latina, que podría parecer sólo un dato anecdotario, pero no lo es, puesto que de acuerdo a la geoestrategia, constituye una amenaza para la estabilidad en la región, ya que si bien forma parte de la hegemonía norteamericana, de occidente por su situación geográfica, puede implicar el nacimiento de un incipiente bloque del hemisférico oriental formado por Cuba,  Brasil, Venezuela, Perú, Nicaragua y tal vez México.

Nicolás Maduro manifestó abiertamente su apoyo a Rusia durante una visita del viceprimer ministro ruso Yari Borísov, quien consideró a la República Bolivariana como un socio estratégico.

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, visitó a Vladimir Putin para mostrarle su apoyo y para la realización de un proyecto para construir generadores de energía eléctrica nuclear, entre otros convenios.

 

Cuba por su parte, es un aliado histórico de Rusia.

México anunció en voz de su presidente, Andrés Manuel López Obrador, que no impondrá sanciones económicas a Rusia, pero además, en la Cámara de Diputados varias fracciones parlamentarias se manifestaron en amistad con Rusia, en plena guerra con Ucrania.

Cuba, El Salvador, Nicaragua y Bolivia se abstuvieron durante la votación en la ONU para condenar la invasión rusa en Ucrania. Un acto más que significativo. Venezuela se vio impedida para votar por no haber pagado sus cuotas durante años.

Daniel Ortega, presidente y dictador de Nicaragua, aplaudió la decisión del Kremlin de reconocer la independencia de las regiones de Donbás y Lugansky.

Preocupa que el ministro ruso de Defensa, Serguéi Shoigú, en febrero habló  de un  posible despliegue militar ruso en Cuba y Venezuela.

Sin duda que existe un foco rojo en América Latina para la seguridad de occidente, dado que la hegemonía norteamericana podría estar bajo amenaza, lo cual pone en riesgo a toda América Latina, que ha sido debilitada por  las guerrillas, la corrupción, el narcotráfico, la prevalencia de la delincuencia organizada, la trata de personas, etc.; pero la posibilidad de una guerra traería consecuencias catastróficas a nivel global.