Por: Redacción

Ser incapaz de realizar actividades básicas diarias como vestirse, comer o caminar, así como presentar deterioro cognitivo, son algunos factores de riesgo para que los adultos mayores sean víctimas de violencia, señaló Sandra Hernández Corral, tutora externa del Programa de Maestría en Enfermería de la Escuela Nacional de Enfermería y Obstetricia (ENEO) de la UNAM.

En el marco del Día Mundial de la Toma de Conciencia sobre el Abuso y el Maltrato en la Vejez, conmemorado hoy, 15 de junio, la especialista explicó que los más propensos a padecer estos problemas son las mujeres pertenecientes a este sector etario y los nonagenarios.

La mayoría de quienes reciben estas agresiones no denuncian porque ignoran que se puede, por miedo a quedar solos o hasta para evitar ser institucionalizados, agregó.

A nivel mundial, sobre todo en países desarrollados como Canadá, Estados Unidos y Reino Unido, se han reportado cifras de entre el tres y el seis por ciento de abuso hacia ancianos. En México no hay muchos estudios al respecto, sólo se sabe de uno sobre el tema realizado en 2006, en la Ciudad de México, y desde entonces no ha habido actualizaciones, refirió Hernández Corral.

En ese entonces, 16.2 por ciento de los encuestados refirieron haber sufrido algún tipo de vejación, en especial los mayores de 90 años. El maltrato físico se dio en 3.7 por ciento de los individuos, el psicológico en 12.7, el económico o financiero en 3.9, abandono o negligencia en 3.5 y abuso sexual en 0.9.

Tipos de violencia

Existen seis tipos de violencia: física, psicológica, abuso sexual, abandono, explotación financiera e incuria estructural. La primera se refiere a cualquier acto no accidental que provoque un daño corporal, como golpes, empujones, sujeciones, amarres a una silla y castigos.

En la segunda se provoca angustia intencionalmente, se desvaloriza a la persona y se le inflige sufrimiento mediante actos de palabra o no verbalizados, como gritos, amenazas, insultos, descalificaciones e intimidaciones, detalló Sandra Hernández.

El abuso sexual comprende cualquier contacto carnal o erótico no consensuado y el abandono es cuando el individuo que ha asumido el papel de cuidador deserta; en estos casos el adulto mayor suele ser dejado en un lugar peligroso o hasta encerrado en su domicilio, dijo.

En tanto, la explotación financiera se da mediante el despojo de bienes inmuebles o de cuentas bancarias, y puede haber presión de la familia para realizar algún tipo de testamento. La incuria estructural surge a partir de la deshumanización en el trato hacia los ancianos y suele darse en oficinas gubernamentales o en centros de atención médica.

La población de adultos mayores, en aumento

Según el último censo mexicano, en 2010, 7.2 por ciento de los mexicanos eran adultos mayores, es decir, cerca de 6.7 millones. De acuerdo con las proyecciones del Consejo Nacional de Población (Conapo), para 2025 habrá más individuos de la tercera edad que adolescentes, y para 2050 este sector será de 36.5 millones, apuntó la académica universitaria.

Para proteger a esta población, en 2005 apareció el primer antecedente, la Norma Oficial Mexicana 046, que hace referencia a la violencia familiar social y contra el género femenino. Además, en 2008 surgió una guía de práctica clínica para la detección de manejo y maltrato en la vejez, y en 2010 se creó una entidad específica para atender a ancianos violentados.

Quien requiera ayuda puede acudir a los institutos nacionales de las Personas Adultas Mayores o de las Mujeres, así como a la Agencia Especializada para la Atención de Personas Adultas Mayores Víctimas, entre otras opciones, concluyó Hernández Corral.