Por. Redacción/

El diputado David García Calderón hizo un llamado a la clase política mexicana y al activismo religioso, a mantener una postura imparcial, respetar el Estado laico y no caer en el oportunismo político con propuestas de conducir a nuestro país con la biblia en la mano y que las oficinas parroquiales y los templos no se conviertan en oficinas de campaña en la próxima justa electoral.

“En el GPPRD consideramos que es inaceptable un retroceso histórico. No debemos permitir una confusión y mucho menos un intento de dirigir el Estado mexicano como un Estado confesional. Se debe respetar de manera irrestricta el espíritu democrático, laico y republicano de nuestras instituciones”, sostuvo el legislador, al participar en el apartado de efemérides, a propósito del 212 aniversario del natalicio de Benito Juárez.

García Calderón sostuvo que la ocasión es más que apropiada para reflexionar sobre lo que se está haciendo por la defensa del legado juarista, pues “mientras observamos el proceder de algunos políticos que atropellan impune e insistentemente el Estado laico cediendo a las exigencias de grupos de poder, los mexicanos celebramos el aniversario del nacimiento de Benito Juárez”.

Al disertar sobre el legado del Benemérito de las Américas -quien perteneció a la generación más brillante del Siglo XIX- el secretario de la Comisión de Gobernación resaltó que el oaxaqueño fue un político muy completo y se desempeñó en los tres órdenes de gobierno y en los tres Poderes de la Unión; en el Judicial, fue juez, magistrado y presidente de la Suprema Corte de Justicia.

En el Legislativo, diputado local y federal; en el Ejecutivo, llegó a ser regidor de ayuntamiento, gobernador de Oaxaca en cuatro ocasiones y presidente de la República de 1858 y 1872.

El parlamentario del Sol Azteca sostuvo que hablar de Benito Juárez es hablar de la patria misma, pues uno de sus legados más grandes fueron las Leyes de Reforma, sin las que hubiera sido imposible la construcción del moderno Estado mexicano.

“En aquellos tiempos, nuestro país era dominado por una rígida y anacrónica estructura teocrático militar y esa tendencia continuó hasta que surgió de la mano de un gran hombre, de un héroe nacional, una propuesta diferente; una solución más justa e incluyente para la mayoría. Así fue que después de grandes trasciegos y sacrificios, los principios de libertad y reforma se impusieron sobre aquellos de religión y fueros. Se rompió la inercia, se separó la Iglesia y el Estado y surgió el Estado laico”, detalló.