Por: Mugs Redacción

Las personas con síndrome de Down suelen estar en riesgo y ser estigmatizadas. Por ello, los expertos en el área debemos crear nuevos paradigmas y establecer formas distintas de evaluar y obtener información que permita ampliar lo conocido y desarrollar nuevos programas, expuso Ángel Daniel Santana, miembro de la Clínica de Trastornos del Sueño de la UNAM.

En el marco del IV Simposio Avances y Perspectivas en el Conocimiento del Síndrome de Down y otros Desórdenes del Neurodesarrollo, el también especialista en ciencias médicas del Hospital General de México detalló que en el estudio para caracterizar a niños no se han empleado técnicas electrofisiológicas con amplitud.

Un panorama

La afección referida es una de las causas más comunes de anomalías cromosómicas en los humanos. En la mayoría de los casos se da si hay una copia extra del cromosoma 21 (trisomía 21), que causa problemas en el desarrollo del cuerpo y del cerebro.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la incidencia en recién nacidos a nivel mundial oscila entre uno de cada mil y uno de cada mil 100.

Al impartir la conferencia Electrofisiología cognitiva en el síndrome de Down, en la Facultad de Psicología (FP) de la UNAM, Santana recordó que en 1866 John Down describió a esta población y en 1959 Lejeune y sus colaboradores confirmaron la presencia de la trisomía 21 como la causa.

Algunas características físicas del padecimiento son la disminución del tono muscular, el rostro plano, los ojos inclinados hacia arriba, las orejas mal formadas, la capacidad de extender las articulaciones más de lo habitual, el gran espacio entre el dedo gordo y los demás apéndices del pie y una lengua de gran tamaño respecto a la boca.

Suelen presentar problemas oculares, del 60 al 80 por ciento tiene un déficit auditivo y del 40 al 45 experimenta alguna enfermedad cardiaca congénita. Estos infantes tienen dificultades en actividades verbales, pero fortalezas en tareas visuoespaciales. Son proclives a desarrollar demencia tipo Alzheimer después de los 35 años.

Una investigación

Santana ha estudiado la función cognitiva a través de la actividad eléctrica cerebral y encontró diferencias entre personas con Down y autismo, dos grupos con alteraciones cromosómicas, como que las primeras poseen un mejor procesamiento en la detección y caracterización de estímulos auditivos simples.

Para el investigador, los métodos típicos para evaluar a alguien con este trastorno dan información parcial. No obstante, las técnicas no convencionales empleadas por él no son tan costosas y resultan accesibles a laboratorios universitarios.

Las indagaciones en este campo son incipientes y darían resultados más provechosos. Por ello, el vínculo interinstitucional, la colaboración y la obtención de recursos son importantes, finalizó.

El simposio fue organizado por la UNAM a través de la FP, y los laboratorios de Psicolingüística y de Neurobiología del Síndrome de Down.