Por: Redacción/

El significado de pertenecer a los pueblos originarios de México –migración, desplazamiento forzado, conflictos territoriales, entre otros fenómenos– es materia de El mundo rural y la cuestión indígena, presentado en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara por los doctores Karina Ochoa Muñoz y Jorge Mercado Mondragón, académicos del Departamento de Sociología de la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y coordinadores de la obra.

La miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I, refirió que hasta hace 30 años el sujeto principal de las investigaciones era el campesino, un actor privilegiado en el mundo rural hasta la década de 1980, cuando el país atravesaba por un proceso de transformación hacia la estructura neoliberal, lo que detonó una diversidad de personajes y una multiactividad en el campo.

“Más allá de los campesinos existen otros protagonistas sociales en el ámbito rural, sin embargo la mirada estaba puesta en los indígenas, lo que fue más evidente con el surgimiento del Movimiento Zapatista, en 1994”.

Integrada por 14 artículos escritos por especialistas de la Casa abierta al tiempo y de otras instituciones que incorporan también trabajos de estudiantes de posgrado y licenciatura especializados en el área rural, la obra abona al conocimiento de lo rural dentro de un país con fuerte presencia indígena y, al mismo tiempo, altamente racista.

El documento presenta un panorama amplio sobre el mundo rural, en especial con los artículos Los Campesinos, una convicción excéntrica, de Armando Bartra y Algunas reflexiones sobre las transformaciones en el ámbito rural, los procesos sociales y sus actores, de la propia doctora Ochoa Muñoz. “En estos dos textos se plantea cómo se ha ido desplazando la mirada de ese aspecto en las últimas décadas, sobre todo dentro de las ciencias sociales”.

La investigadora social dijo que los otros 12 textos, a partir de problemáticas y realidades en regiones específicas, aportan reflexiones en torno al desplazamiento forzoso, la migración, el surgimiento de policías comunitarias en zonas expuestas a la violencia extrema, la conservación y perdida de lenguas indígenas, la visión sociocultural en torno a la muerte y la venta consensuada de mujeres en Oaxaca.

También analiza las afectaciones provocadas por las políticas de extracción minera en regiones rurales como en el caso Wirikuta, donde las concesiones a mineras extranjeras han impactado de manera negativa en los territorios sagrados de esa población.

El mundo rural y la cuestión indígena documenta las estrategias que los movimientos sociales promueven para contrarrestar el debilitamiento de las formas de vida de esas poblaciones, cuyas luchas en los últimos años tienen desplazamientos relevantes hacia la defensa del patrimonio familiar, del territorio, del entorno etno-cultural, la recreación de las redes comunitarias, las costumbres y las tradiciones, a través de acciones que impulsan procesos autonómicos y prácticas políticas sustentadas en la democracia local y participativa que tratan de responder al socavamiento de sus formas de vida y de las bases materiales y simbólicas que les son propias.