Por: Charlie/

La homosexualidad dejó de ser considerada una enfermedad desde 1990, desde hace 27 años las personas que sentimos atracción por alguien de nuestro mismo sexo ya no somos catalogados como ‘pacientes’. Aquellas prácticas como la hipnosis y electrochoques para ‘curarnos’ fueron prohibidas, gracias a que la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó esta orientación sexual de su lista de enfermedades mentales. Pero ¿qué creen? Las terapias de reversión son nuevamente aceptadas en Brasil, pues un juez otorgó el permiso para que lesbianas y gays fueran tratados.

Parece una locura que un país que en el año 2013 legalizó el matrimonio igualitario, ahora recurra a prácticas para sanar a quienes no encajamos con la heterosexualidad.  Dicha decisión fue tomada por el juez Waldemar Cláudio de Carvalho, perteneciente a un tribunal de la Justicia Federal de Brasilia.

El hombre que autorizó estas medidas ‘curativas’ indicó que se les debe permitir a los psicólogos realizar o promover estudios que hagan referencia a la reorientación sexual, esto con la finalidad de garantizarles “libertad científica” y no “censurarlos”. Lo que significa que se violarán los derechos humanos y la libertad de aquellos que pertenecen a la comunidad LGBT.

¿Cómo surge esta terrible decisión? Antes de responder esta pregunta, debemos tener claro el contexto. Brasil es uno de los pocos  países que se declaró en contra de las terapias de reversión hace tiempo, también es uno de los pocos que permite la unión homosexual a nivel nacional, que aunque no se encuentra plasmado como tal en la constitución sí  fue aprobado por el Tribunal Superior de Justicia. Sin embargo, cuenta con grupos políticos ultraconservadores, derechistas y religiosos; lo cual significa que esas asociaciones pueden motivar el rechazo y la discriminación hacia los gays.

Tan solo recordemos las acciones de la ex presidenta Dilma Roussef, quien durante su mandato promovió la propuesta para criminalizar la homofobia en su sede, pero no consideró que los grupos políticos que debían aprobar su idea no estuvieran de acuerdo; y es que claro, se trataba de partidos donde sus pertenecientes eran evangélicos o católicos, los cuales no estaban para nada a favor de las medidas que podrían proteger a los homosexuales. Evidentemente la propuesta fue rechazada.

Cabe destacar que Brasil es uno de los lugares con mayor índice de población religiosa que abiertamente rechaza la no heterosexualidad y el aborto.

Ahora sí, podemos tener mayor claridad sobre lo que el juez Cláudio dictaminó y el por qué. La psicóloga Rozangela Alves Justino, ligada a grupos evangélicos extremistas obtuvo un recurso que fue atendido por Waldemar en el que se pedía la aceptación de terapias para revertir la orientación sexual de aquellos individuos integrantes del mundo LGBT. De esta manera legalmente se les permite a los psicólogos atender a los gays para reorientarlos.

Inmediatamente la comunidad arcoiris comenzó a lanzar comentarios a través de redes sociales, para ellos (y también para nosotros) significa un retroceso en pleno siglo XXI, donde se ha demostrado que ser gay no tiene nada de ‘anormal’. No necesitamos pseudoterapias que nos encaminen a la heterosexualidad, no somos enfermos.

Es de esperarse que la política y religión, en este caso, vayan de la mano y que por ello aún no se puedan garantizar los derechos de la comunidad LGBT. Es un síntoma claro de que la enfermedad no se encuentra en los homosexuales, más bien en las ideologías tan arraigadas a que lo único aceptable es el amor hombre-mujer.

Por cierto, en el 2013 Brasil tuvo un saldo de 312 personas muertas víctimas de la homofobia, esto de acuerdo al Grupo Gay de Bahía, fundación que se encarga de defender los derechos de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales, transgénero, travestis e intersexuales. Con esos datos y la desfavorable medida del juez Waldemar, parece que el país con el lema ‘Orden y Progreso’ va retrocediendo.