Por: Redacción/

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) debe abrir un espacio de diálogo en el que participen autoridades, alumnos, académicos y el sindicato para afrontar de manera colectiva la violencia de género, planteó el doctor Alfredo Nateras Domínguez, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

En el conflicto que afecta a esa casa de estudios y ha ocasionado el cierre de varias escuelas, la violencia inusitada preocupa, ya que “toca un umbral de desesperación en el que la autoridad parece rebasada y no reacciona con energía ni fomenta la discusión entre las partes”, señaló el Investigador Nacional Nivel II.

Ante ello, es necesario crear un ombudsman que vele por los derechos de los estudiantes al interior de universidades, preparatorias y colegios, así como implementar estrategias pedagógicas antimachistas que promuevan los valores de democracia, respeto a las diferencias y una cultura de paz.

El doctor en ciencias antropológicas consideró que a esa institución, “además de modificar la normatividad, debe conversar con otros actores sociales para incidir en programas específicos y acompañar este proceso con pedagogías críticas en temas de género, protocolos contra la violencia e informar y posicionarse frente a la comunidad en redes sociales para dar confianza y desactivar a quienes aprovechan esas situaciones para beneficiar intereses políticos, académicos o sindicales”.

Lo que pasa en la UNAM refleja lo que ocurre en todo el país, ya que este tipo de agresiones han propiciado manifestaciones, toma de instalaciones, intervenciones con grafiti o vandalización de edificios, “lo que da cuenta del hartazgo de diversos grupos sociales –en especial mujeres jóvenes– contra autoridades indolentes que han contribuido a la impunidad al ignorar denuncias, encubrir a los señalados o interrumpir el cauce de los procesos”.

La narrativa en medios e Internet que estigmatiza el cierre de escuelas está más preocupada por las formas de manifestarse que por el fondo del problema, que es el cansancio frente a las agresiones contra mujeres. Los pliegos petitorios son legítimos, pero a veces por intereses políticos exceden las demandas iniciales y atascan la solución.

“No todos los que protestan son de la UNAM, pues este tipo de manifestación es fácil de infiltrar y es conocido que en esa casa de estudios históricamente movimientos estudiantiles legítimos han enfrentado a grupos de choque creados para su desmovilización”, concluyó.