Por: Mugs Redacción

Contra la moda de las universidades privadas que confunden la excelencia académica con la comercialización del conocimiento, “la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) es garante de la educación pública y su proyecto incluyente es un anticipo del país que imaginamos”, señaló el doctor Juan Antonio Villoro Ruiz en la ceremonia de entrega de reconocimiento a Egresados Distinguidos 2015 de esta casa de estudios.

El ganador del Premio Herralde 2004 –por su novela El testigo– y licenciado en Sociología por la Unidad Iztapalapa –generación 1976-O– considera este reconocimiento como “una generosa muestra de aprecio hacia los alumnos que fuimos y a los alumnos que nunca dejaremos de ser”, pues “egresamos reglamentariamente de la Universidad, pero nunca egresaremos de sus conocimientos”.

En el acto encabezado por el doctor Salvador Vega y León, rector general de la UAM, y al que asistieron el secretario general, maestro Norberto Manjarrez y los rectores de las unidades Azcapotzalco, Cuajimalpa, Iztapalapa y Xochimilco, el autor de Arrecife y Premio Iberoamericano de Letras José Donoso 2012, reflexionó sobre los primeros años de esta universidad.

La UAM en ese entonces era “territorio de pioneros, donde las aulas estaban vacías en espera de alumnos todavía futuros” y la Unidad Iztapalapa tenía como signos urbanos más próximos la cárcel de mujeres, un tiradero de basura y un convento de monjas vicentinas.

Estudiar en un sitio donde todo es nuevo enfatiza el peso del provenir: la Casa abierta al tiempo disponía de todo el futuro y no podía apelar a su pasado; “estudiar sociología en la UAM no significaba necesariamente hacer pretemporada para la revolución, pero sí entender y cuestionar el funcionamiento de una sociedad profundamente injusta”, dijo el doctor Villoro Ruiz.

¿Qué quedó de esos sueños de transformación? México es hoy el país de la impunidad: la casa blanca, Ayotzinapa, Tlatlaya, desprecio a las comunidades indígenas, monopolios económicos y corrupción generalizada de todos los partidos políticos.

La situación es grave, entre otras cosas porque no parece haber alternativas y “uno de los mayores quebrantos que puede sufrir una sociedad es el de la pérdida de expectativas”.

México ha fracasado en el empeño de construir un mundo diferente “y la transformación de país no depende por entero de los egresados de Ciencias Sociales de la UAM, pero algunos cambios significativos se deben a ex alumnos y profesores que han participado en la mejoría de los procesos electorales, en significativas investigaciones tecnológicas y científicas, en la creación de leyes más justas e incluyentes, en la apertura de espacios de difusión e inclusión culturales.

“Estoy seguro de que la educación crítica que recibimos en la UAM aún tendrá modos de ser fructífera. La cultura es una elaborada forma de la paciencia; su avance es lento y no siempre se advierte, pero como la humedad y las hormigas, se extiende de manera sigilosa e incontenible”, subrayó.

En la ceremonia tomaron la palabra también el doctor Gerardo Gutiérrez Sánchez, licenciado en Ingeniería Biomédica por la Unidad Iztapalapa, y la doctora Lydia Concepción Paredes Gutiérrez, licenciada en Ingeniería en Energía, quienes expresaron su agradecimiento por el nombramiento de Egresados Distinguidos de la UAM, el cual aceptaron “como parte del compromiso con nuestro país para tener un México más justo, con un mejor nivel educativo, con igualdad de oportunidades y mejor calidad de vida para todos sus habitantes”.

En su mensaje a los once profesionales formados en esta casa de estudios, el doctor Vega y León dijo que la institución suma más de 141,000 egresados de nivel licenciatura y “entre todos ellos, ustedes destacan”.

El Rector General dijo a los ex alumnos de las divisiones de Ciencias Básicas e Ingeniería, Ciencias Biológicas y de la Salud, Ciencias Sociales y Humanidades y Ciencias y Artes para el Diseño que fueron dos Profesores Distinguidos o Eméritos de la UAM, alcanzando el consenso de los rectores de Unidad, quienes hicieron las propuestas para otorgar esta distinción “debido a sus virtudes profesionales y evidente contribución al desarrollo del país”.

Con estudios de posgrado en México o el extranjero, o bien en el ejercicio de sus profesiones, en todos los casos sus estudios de licenciatura fueron la base para que por méritos propios destacaran en los ámbitos académico, cultural y humanístico en áreas tan diversas como la docencia, el desarrollo tecnológico, el sector privado, la gestión pública y el servicio exterior.

“La UAM los recibe de nuevo, como Egresados Distinguidos, para reconocer institucionalmente su desempeño vuelto prestigio, pues con ello –no como objetivo sino como consecuencia– honran la filosofía de su Casa abierta al tiempo”.

El reconocimiento correspondió este año a los doctores Rafael Colás Ortiz, de la Licenciatura en Ingeniería Metalúrgica de la Unidad Azcapotzalco, generación 1974-O; Susana Kalkach Navarro, en Ingeniería Física, Unidad Azcapotzalco, 1980-O; Lydia Concepción  Paredes Gutiérrez, en Ingeniería en Energía, Unidad Iztapalapa, 1978-O; Juan Pedro Escobar Latapí, en Ingeniería Biomédica, Unidad Iztapalapa, 1984-P; Gerardo Gutiérrez Sánchez, Ingeniería Bioquímica Industrial, Unidad Iztapalapa, 1991-O; Raúl López Ulibarri, en Ingeniería Bioquímica Industrial, Unidad Iztapalapa 1977-O, y Juan Antonio Villoro Ruiz, en Sociología, Unidad Iztapalapa, 1976-O.

También los maestros Alexis Langagne Fasén, de la Licenciatura en Ingeniería Física, Unidad Azcapotzalco, 1977-O; Beatriz Jiménez Esquivel, en Diseño Industrial, Unidad Azcapotzalco, 1986-O; Ricardo Patiño Aroca, en Economía, Unidad Iztapalapa, 1975-P, así como el ingeniero Arturo Pérez Aguilar, en Ingeniería Civil, Unidad Azcapotzalco, 1977-O.