• Lo único que puede revertir un comportamiento es la educación, ya que “mientras mejor informados estemos vamos a poder vivir mejor”.

Por: Redacción/

Como ente transformador, la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) avanza en el cambio que favorezca prácticas por la prevalencia de la igualdad, así como en la prevención y la atención para erradicar la violencia de género, en el entendido de que la mejor manera de convivencia es contar con una Institución incluyente, coincidieron académicas de la Casa abierta al tiempo.

La maestra Socorro Damián Escobar, coordinadora de la Unidad de Acción para la Prevención y Erradicación de las Violencias de Género, la Inclusión con Equidad y el Respeto a las Diversidades Unigénero, de la Unidad Iztapalapa, destacó la relevancia de las recientes aprobaciones del Protocolo para la prevención y atención a la violencia de género; las políticas transversales para la erradicación de la violencia por razones de género, y las modificaciones al reglamento del alumnado, como medidas en tal sentido.

Acciones de ese tipo colocan a la Universidad entre las primeras escuelas de educación superior comprometidas con abatir todas las manifestaciones de violencia de esa naturaleza y la discriminación.

“Hablar en este momento de la importancia de las políticas transversales es destacar el gran progreso que hay para nuestra UAM y la Unidad Iztapalapa, porque se reconoce que la intimidación contra nosotras y la diversidad sexual es un tema de atención urgente”, pero para tal efecto es necesario actualizar, tanto la legislación universitaria como los acuerdos e incluso estructuras para poder sumar cada vez más espacios libres, por lo que celebró los pasos dados antes de la pandemia por el COVID-19 para enfrentar el problema.

“México tiene el deshonroso segundo lugar en crímenes de odio a nivel mundial, sólo después de Brasil, por lo que nos compete generar ese cambio de mentalidades y prácticas para poder ir promoviendo una Universidad más incluyente”.

Además, como un ente transformador, esta casa de estudios no sólo debe causar un impacto en los alumnos, sino en la comunidad universitaria para lograrlo también, destacó la doctora Sara Lucia Camargo Ricalde, directora de la División de Ciencias Biológicas y de la Salud de la Unidad Iztapalapa.

Lo único que puede revertir un comportamiento es la educación, ya que “mientras mejor informados estemos vamos a poder vivir mejor, porque la Universidad no sólo hace biólogos, ingenieros en alimentos o biotecnólogos, sino que su objetivo final debe ser generar seres humanos conscientes del ambiente en que nos desarrollamos y generar con una conducta solidaria y colaborativa”, agregó.

La doctora Angie Rueda Castillo, promotora y defensora de los derechos humanos de la comunidad LBGTIQ+, anotó que en México se ha avanzado en la diversidad sexual, aunque existen todavía algunos conservadurismos que impiden la aprobación de un tercer género, propuesto para el Programa Nacional de Derechos Humanos.

En el mundo hay alrededor de 137 millones de personas con alguna variante intersexual, lo que exige un “cambio civilizatorio” para promover la sustitución de documentos de aquellos estudiantes que determinen su género, así como analizar la importancia de los baños para hombres y mujeres trans, con el fin de que no haya ejercicios de discriminación, finalizó.

Las ponentes participaron en la conferencia Diversidad sexual: la Universidad como espacio de inclusión.