• Es necesario enfrentar el cambio climático a través de acciones como detonar las prácticas de producción y consumo sustentables, empleos verdes y competitividad del sector, entre otras.

Por: Redacción/

Después de la pandemia por COVID-19, el cambio climático es el más importante desafío del mundo y la sustentabilidad urbana puede contribuir a combatirlo, señaló el ingeniero Guillermo Casar Marcos, al participar en el Martes UAM de Humanidades Ciclo Big Brother: discurso político, vigilancia y control. Edificios inteligentes: estética y arquitectura, organizado por la Dirección de Comunicación del Conocimiento de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Por sus implicaciones esta variación del clima es parte ineludible de la agenda internacional y preocupación de los más altos niveles de los gobiernos y de las sociedades, pues se perfila “como el problema ambiental global más relevante en nuestro siglo, en función de sus impactos previsibles sobre los recursos hídricos, los ecosistemas, la biodiversidad, los procesos productivos, y la salud”.

El investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México indicó que en el Acuerdo de París sobre Cambio Climático quedaron definidos los objetivos de desarrollo sostenible, entre ellos poner fin a la pobreza y al hambre, lograr la igualdad de género, garantizar una educación inclusiva, pero también otros como garantizar el acceso a una energía asequible, promover el crecimiento económico sostenido, así como edificar infraestructuras resilientes y lograr que los asentamientos sean inclusivos, seguros y sostenibles.

Además en sus metas transversales se establece proporcionar apoyo a los países menos adelantados, incluso mediante asistencia financiera y técnica para levantar inmuebles sostenibles y resilientes utilizando materiales locales.

En la construcción de metrópolis debe buscarse la sustentabilidad, pues más de la mitad de la población vive hoy en zonas urbanas como la Ciudad de México y en 2050 esta cifra habrá aumentado y dos tercios de la humanidad habitarán este tipo de regiones.

El profesor de la Facultad de Ingeniería advirtió que debe quedar claro que no será posible lograr un desarrollo sostenible sin cambiar de manera radical “la forma como cimentamos y administramos los espacios urbanos y eso sí podemos hacerlo”.

En México existen las normas internacionales de gestión del medio ambiente y de diseño de edificaciones, por ejemplo la 37100:2016 que refiere a las ciudades sustentables y sus comunidades.

La relevancia del tema es que “hay que pasar del problema a la oportunidad” y, en ese sentido, las tendencias de diseño, materiales y métodos constructivos, así como las prácticas culturales y los procesos de ocupación del suelo representan uno de los principales factores de presión sobre los recursos naturales y la calidad ambiental global, regional y local.

Tanto en el ámbito de la Organización de las Naciones Unidas como en la Unión Europea y en América de Norte, el tema de la edificación sostenible se ha posicionado como el área de oportunidad para transitar hacia una economía verde que implica múltiples dimensiones.

En ese contexto es necesario enfrentar el cambio climático a través de acciones como detonar las prácticas de producción y consumo sustentables, empleos verdes y competitividad del sector, entre otras.

En el país se tiene el soporte jurídico mediante diversas normatividades, entre ellas la propia Constitución y la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, además del programa de certificación de Edificaciones Sustentables de la Secretaría de Medio Ambiente de la Ciudad de México, dirigido a transformar y adaptar la infraestructura actual y futura bajo esquemas de eficiencia climática, con la finalidad de contribuir en la conservación y preservación de los recursos naturales en beneficio de la sociedad y de la calidad de vida de los habitantes de esta urbe.

Las certificaciones, estándares y normas internacionales son buena referencia para la industria de la construcción, “pero en muchos casos no son aplicables para nuestros países y en ocasiones se convierten en adaptaciones caras y poco prácticas, por lo que es necesario trabajar en nuestras propias reglas y estándares, así como en aquellas internacionales reconocidas por el gobierno, ya que son nuestras referencias técnicas para dar elementos legales a nuestras leyes”.

Casar Marcos confió en que la reflexión sobre estos temas, apoyada en las mejores prácticas mundiales y nacionales, posibilitará avanzar en la consolidación de un nuevo modelo, sensible a los retos de la sustentabilidad de las metrópolis y el cambio climático.