Por: Redacción/

Desde 1988, la comunidad internacional celebra cada 1º de diciembre una jornada dedicada a combatir la epidemia del sida por medio de la concienciación y la promoción de medidas para evitar el contagio del virus que provoca el padecimiento.

En esta ocasión, el Día Mundial de la Lucha contra el Sida destaca la necesidad de enterarse si se tiene el VIH para iniciar el tratamiento con antirretrovirales que permite a los seropositivos continuar una vida normal y proteger a sus parejas.

Liderada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Programa de la ONU contra el Sida (ONUSIDA), la campaña de 2018 insta a las personas a hacerse la prueba del VIH como el primer paso para detener la propagación del virus, explicando que el examen también puede ayudar a las personas más propensas a contraer la infección a evitar el contagio.

Las agencias de la ONU estiman que hasta 2017 había casi 37 millones de personas infectadas con el virus del sida, de las cuales 21,7 millones recibían tratamiento. En el mismo año, 1,8 millones contrajeron el VIH y se registraron 940.000 decesos por enfermedades relacionadas con el sida.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT), por su parte, proyecta que medio millón de personas económicamente activas morirán en 2020 por este tipo de padecimientos, la mayoría de ellas antes de los 40 años, en el mejor momento de su vida laboral.

América Latina y el Caribe

Los datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) indican que en América Latina y el Caribe hay 2,1 millones de portadores del VIH, aunque sólo 1,6 millones lo saben.

Pese a este desconocimiento, la prueba del VIH y el mayor acceso a los antirretrovirales permitieron una disminución del 12% en América Latina y del 23% en el Caribe de las muertes relacionadas con el sida de 2010 a 2017.

El director del Departamento de Enfermedades Transmisibles de la OPS, Marcos Espinal, señaló que la región ha logrado avances importantes en gran parte gracias a que más de las tres cuartas partes de las personas que viven con el VIH han sido diagnosticadas y casi el 80% de ellas están en tratamiento. Pero queda mucho por hacerse, agregó.

“El Día Mundial de la Lucha contra el Sida nos recuerda que, a pesar de estos avances, 1 de cada 4 personas con VIH en la región aún no sabe que lo tienen, no han comenzado el tratamiento y, por lo tanto, tienen un mayor riesgo de morir prematuramente y de infectar a otros”, apuntó el doctor Espinal.

En este sentido, la OPS advirtió que los grupos de población clave con mayor riesgo de contraer el VIH en la región siguen quedando fuera de los servicios vitales de prevención y seguimiento.

La mayoría de las nuevas infecciones ocurren en hombres gays y hombres que tienen sexo con hombres, representando el 41% de los casos nuevos en América Latina y el 23% en el Caribe. Las trabajadoras sexuales y sus clientes, las mujeres trans y las personas que se inyectan drogas también se ven afectadas de manera desproporcionada por el VIH.

En la actualidad, un tercio de las personas con VIH en la región se diagnostican después de enfermarse y presentar síntomas, cuando su inmunidad ya ha sido afectada y después de haber expuesto a sus parejas sexuales a una posible transmisión del VIH.

“Hay demasiados diagnósticos tardíos. En 2017, el 29% de los casos recién diagnosticados en América Latina y casi la cuarta parte de los nuevos diagnósticos en el Caribe se encontraban entre personas en una etapa avanzada de la infección”, aseveró el director del Equipo de Apoyo Regional de ONUSIDA, César Núñez.

Recomendaciones

La campaña de este año pugna por acabar con barreras como el estigma y la discriminación que impiden que las poblaciones clave accedan a los servicios de detección y tratamiento.

La OPS recomendó que los sistemas de salud amplíen las opciones para las pruebas de VIH e incluyan las que pueden ser hechas por la propia persona en el hogar, además de ofrecer las pruebas en lugares que no sean centros de salud, con horarios flexibles y resultados el mismo día.

Del mismo modo, instó a reducir la edad a la que los jóvenes pueden someterse a una prueba de VIH sin el consentimiento de un padre o tutor. Actualmente, un tercio de las nuevas infecciones ocurren entre jóvenes de 15 a 24 años.

La OPS abogó además por incluir en el paquete de servicios de prevención la provisión de profilaxis post-exposición (PEP) para aquellos que podrían haber estado expuestos al VIH, y la profilaxis de pre-exposición (PrEP) para aquellos con alto riesgo de infección.