Por: Redacción/

A pesar de las adversidades provocadas por el confinamiento obligado por la pandemia del virus SARS-CoV-2, las compañías manufactureras de la Ciudad de México mostraron una fuerte resistencia y capacidad innovadora para adaptarse a las condiciones del mercado, señaló el doctor Jordy Micheli Thirión, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

El pasado 16 de julio fue publicado el primer informe de la Encuesta a las empresas de la Ciudad de México para evaluar su situación en emergencia nacional por la epidemia de COVID-19, coordinada por Micheli Thirión y el doctor Rubén Oliver Espinoza, académico del Centro de Investigaciones Económicas, Administrativas y Sociales (CIECAS) del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

Por su tamaño, la muestra no es estadísticamente significativa, por lo que no se pretende que sus hallazgos sean representativos del total del sector, sin embargo, los resultados revelan consistencia en cuanto a la estructura y el desempeño manufacturero, por lo que sí constituyen una buena aproximación descriptiva del impacto de la crisis ocasionada por la enfermedad que asola el mundo.

De acuerdo con el estudio, 73 por ciento de las firmas está concentrada en las alcaldías Gustavo A. Madero, 26 por ciento; Azcapotzalco, 17 por ciento; Iztapalapa, 11 por ciento; Benito Juárez, diez por ciento, y Cuauhtémoc, nueve por ciento, mientras cuarenta y ocho por ciento está conformado por hasta cinco trabajadores; 40 por ciento por entre seis y 99, y únicamente 12 por ciento posee una fuerza laboral superior a cien personas.

Del total del ramo –cuyo 58 por ciento no realiza actividades consideradas esenciales– sólo 14 por ciento cuenta con capital extranjero y más de la tercera parte fue creada en los últimos nueve años.

La caída en ventas e ingresos son los factores más críticos de impacto, en tanto que poco menos de la mitad de las empresas observó afectación en sus planes de desarrollo tecnológico y de mejora.

Las de menor tamaño han tenido que cerrar y/o limitar sus actividades, y las más grandes las han disminuido, pero paradójicamente las pequeñas han recurrido más a la rotación de personal y han sido menos proclives a reducir su plantilla; las de mayor tamaño tienden a aminorarla.

Las primeras usan más las tecnologías de la información y la comunicación para mantener su funcionamiento, en contraste con las grandes, que redujeron gastos no esenciales y programaron medidas de mantenimiento, inviables para las chicas. La tercera parte de las más pequeñas efectuó cambios para crear nuevas líneas de productos que atiendan el mercado surgido a raíz la pandemia.

De acuerdo con la pauta, el rubro –que aporta 16.4 por ciento al Producto Interno Bruto (PIB)– se recuperará gracias a la gran capacidad de resiliencia mostrada frente a la baja en ventas y la escasez de insumos, afirmó el docente del Departamento de Economía de la Unidad Azcapotzalco.

“La encuesta abona a pensar que no estamos hablando de la destrucción del tejido manufacturero, sino viendo qué pasó, dónde estaba y qué ocurría durante los días de confinamiento por la pandemia y ese es el valor analítico del estudio”.

El investigador nacional, Nivel II, señaló que este trabajo –que no incluye compañías de servicios– hizo posible deducir la fuerte concentración en ciertos ámbitos de la producción y que los polos regionales manufactureros deben contar con apoyos del gobierno para apuntalar su desempeño.

Una idea arraigada es que en la capital no hay industria fabril, pero existe y en cierta medida es exportadora; a la par se ubican plantas pequeñas para mercados locales, regionales o nacionales, de ahí la importancia de canalizar incentivos en el plano de las alcaldías, precisó el responsable del Programa de Economía 4.0 de la citada sede universitaria.

La economía nace y se desarrolla por la propia fuerza e intercambios locales, por lo que son necesarios análisis puntuales para determinar el tipo de intervención oficial aplicable, ya que “si quieres invertir aquí, lo haces y el gobierno no se aparece para promoverte, a diferencia de otros lugares donde esa posibilidad es necesaria, ya que carece del apoyo brindado por la economía urbana”.

El académico observó que por la disposición sanitaria pararon actividades no esenciales y buena parte de la labor se detuvo, pero la que continuó enfrentó problemas diversos, por lo que toda la producción tuvo afectaciones serias y recién está recuperándose.

El especialista en economía subrayó que 23 por ciento de las firmas tuvo el potencial para reconvertirse y cambió o añadió a la generación habitual bienes adecuados a la situación de la pandemia: separadores de espacios de trabajo; lavamanos portátiles; caretas; gafas de protección; cubrebocas; tapetes sanitizantes; mamparas de protección; folletos; carteles informativos; material educativo para casa; cajas para despensa; venta de herramienta y maquinaria; servicios de streaming, entrega de alimentos a domicilio u otros insumos convenientes, mostrando su capacidad de resiliencia.

Casi tres cuartas partes de las firmas –74 por ciento– manifestaron la necesidad de créditos para afrontar esta crisis y la mitad los solicitó a las instancias gubernamentales, mientras que el resto lo hizo a alguna institución privada o a asociaciones o redes empresariales.

Cincuenta y cinco por ciento requirió, en promedio, 47 mil pesos; 17.2 por ciento, entre 101 y 500 mil pesos; 13.8 por ciento, entre 501 mil y tres millones de pesos, y el resto 13.8 por ciento aplicó por un monto de entre diez y 20 millones de pesos, informó en entrevista.

“La capital del país se caracteriza por contar con muchas organizaciones de servicios, pues en los últimos 30 años la metrópoli creció en importancia para ese sector, en detrimento de la manufactura, que a pesar de todo conserva su relevancia específica, al ocupar la séptima posición como entidad a nivel nacional”.

En este contexto es complicado pronosticar el futuro de la economía de la Ciudad de México, donde viven más de diez millones de personas –prácticamente un país– y participan de manera activa dos millones de trabajadores provenientes del Estado de México, concluyó Micheli Thirión.

La Encuesta a las empresas de la Ciudad de México para evaluar su situación en emergencia nacional por epidemia de COVID-19 fue realizada un mes después de que comenzó la aplicación de las medidas sanitarias dictadas por el gobierno federal y contó con el apoyo de la Secretaría de Desarrollo Económico local. Está disponible para consulta en: https://e4cero.azc.uam.mx/