• En el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, cuya presidencia le corresponde a México, más que discursos sobre planteamientos diplomáticos, se buscará el consenso respecto al tráfico de armas, que es uno de los temas más relevantes de la agenda

Por: María Manuela de la Rosa Aguilar/

Noviembre se plantea como una oportunidad única para México a fin de ser escuchado en sus demandas sobre su tradicional e insigne política exterior, pero sobre todo para fijar su posición sobre la no proliferación de armas nucleares, la no intervención y su política pacifista.

Sin embargo, la autoridad moral que un día se tuvo sobre su vocación pacifista ha perdido contenido, toda vez que México se ha convertido en un campo minado por la creciente inseguridad que se vive al interior del país, considerándose uno de los  lugares más peligrosos del mundo, de acuerdo a una publicación de Global UNAM, es el tercer país más peligroso del mundo, seguido de Guatemala y Afganistán, que es el primero de la lista.

Así, pues, en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, cuya presidencia le corresponde a México, más que discursos sobre planteamientos diplomáticos, se buscará el consenso respecto al tráfico de armas, que es uno de los temas más relevantes de la agenda, que de lograrse, será una medida eficaz para la contención de la violencia, ya que uno de los principales problemas es la gran cantidad de armamento de todo tipo que permea a través de la frontera norte de nuestro país y ha empoderado a la delincuencia organizada.

En este contexto, la demanda interpuesta por el canciller mexicano Marcelo Ebrard, que fue ampliamente criticada por juristas destacados, dada su poca viabilidad procedimental. No se consideró que, si bien jurídicamente podría carecer de fundamento, políticamente y como un instrumento diplomático de disuasión, es una estrategia que ha impactado en la opinión pública y logró posicionarse como un tema relevante. Y esto da la pauta para un seguimiento no sólo mediático, sino político en el foro internacional más importante que es la ONU.

Y esta coyuntura será aprovechada por el presidente Manuel López Obrador, que a través de su conferencia mañanera ha logrado no sólo imponer la agenda nacional, sino ser el vocero por antonomasia de todo el gobierno federal, cuyas vocerías han sido silenciadas para que sólo el Presidente de la República funja como interlocutor oficial, estratega y única fuente de información oficial, sustituyendo las funciones del jefe de la oficina de comunicación de la presidencia, que precisamente fue elegido por su bajo perfil.

La presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU realmente es una oportunidad que no desperdiciará el Presidente de México, quien apenas será la segunda ocasión que saldrá del país y esto lo dice todo.

Durante la intervención en la 74ª Asamblea General de las Naciones Unidas, Marcelo Ebrard, Secretario de Relaciones Exteriores de México, en septiembre pasado, adelantó los temas que López Obrador tratará en las Naciones Unidas este 9 de noviembre: en primer lugar hablará sobre el combate a la corrupción; el combate a la pobreza, reduciendo la desigualdad; el impulso de la economía incrementando la productividad y el comercio internacional; y su interés en promover la paz y la seguridad. Asimismo habló de la importancia del multilateralismo, coincidente con uno de los temas que planteó el presidente norteamericano Joe Biden en su agenda de gobierno.

Reafirmó la política exterior de México que siempre lo ha caracterizado, como es la no intervención, autodeterminación de los pueblos y solución pacífica de las controversias.

Sin embargo, se manifestó en contra del “bloqueo a Cuba” o la imposición de sanciones a países, sin especificar. Esto en realidad forma parte de una posición política que a sabiendas, usa la palabra “bloqueo”, cuando en realidad es un embargo económico, puesto que un bloqueo  está considerado en el Derecho Internacional como una medida de guerra. (el bloqueo es un medio hostil propio de la guerra marítima y consiste en una medida por medio de la cual un beligerante prohíbe toda comunicación entre alta mar y el litoral enemigo, bajo sanción de detener y capturar a los barcos que la contravengan. Y para que el bloqueo tenga validez necesariamente debe existir previamente un estado de guerra, debe ser declarado, notificado y efectivo).

Un tema que seguramente tratará el presidente López Obrador será el de la migración, ya que aunque México no es un “tercer país”, de facto funciona como tal y ha tenido que lidiar con el gran problema de la migración. Actualmente los inmigrantes se encuentran por todo el territorio nacional y ya forman parte del paisaje urbano y rural, puesto que su presencia en todo el país y esto salta a la vista.

Las autoridades tanto migratorias como de seguridad pública se han visto rebasadas. En este entorno, el presidente invocará al multilateralismo para la solución de este grave problema, que no es privativo de México, Europa también ha sido rebasada. Una estrategia viable que se propondrá será la creación de empleos en los países de origen, para que las personas tengan opciones de vida digna en su tierra.

Por otra parte, es de notar que la migración también está reactivando las ideas racistas y segregacionistas, que parecían ya superadas; sin embargo, incluso en Europa, que es una región altamente culta, este sentimiento ha comenzado a resurgir, lo cual representa sin duda una alerta para la seguridad.

La participación del presidente López Obrador sin duda será una mañanera internacionalizada, que si bien no se espera sea retomada a nivel global, si hará eco y como estamos ante un gran comunicador y político experimentado, su paso por la ONU  dejará huella. Y si logra impactar en la agenda respecto a los temas de migración y armamento, habrá dado un gran paso para la solución de estos graves problemas, que no son privativos de México, ya que son los más grandes dolores de cabeza en todo el mundo.