Por: Redacción

La censura y la impunidad frenan el ejercicio del fotoperiodismo, consideró Pedro Valtierra durante la conferencia inaugural de la exposición 1997-2017. Los años de la Guerra, organizada por la Cátedra Miguel Ángel Granados Chapa en la Unidad Cuajimalpa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Valtierra planteó que desde la intimidación en diversos ámbitos –Estado, narcotraficantes y sociedad– se generó un ambiente de inseguridad contra periodistas y fotógrafos que provoca autocensura para salvaguardar la vida. “Hoy es mucho más peligroso cubrir la guerra contra el crimen que ser corresponsal de un conflicto bélico convencional, porque se desconoce dónde está el enemigo”, precisó.

El fundador de la Agencia y la revista Cuartoscuro dijo que desde el 2006 hay intentos por censurar la fotografía que capta la violencia e incluso “se responsabiliza al profesional de la lente de lo que sucede en el país, de incitar a que los jóvenes se dediquen a ese tipo de actividades, pues dicen que hacemos apología de los narcos”.

Pero lo que hace es “endosarnos el compromiso que tiene el Estado de resolver los problemas fundamentales que nos han llevado a esta situación, producto de la crisis económica y social, ya que la violencia viene de otros lados”.

Ante estudiantes de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación aseveró que le gustaría “retratar una sociedad con jóvenes en la universidad, haciendo ejercicio, jugando ajedrez, pero registramos los hechos como son”, si no ¿cómo las generaciones futuras sabrán la historia de lo que pasaba en el país?

“Desearía captar otra realidad, pero no podemos cerrar los ojos, no pueden ocultarse las imágenes, ni las historias” y sentenció que “el periodismo no se hizo para retratar cosas bonitas”.

Pedro Valtierra lamentó que la fotografía documental y de paisaje no se reconozca como categoría de premiación en México, pese a que en el ámbito internacional, durante el año pasado, 17 fotógrafos nacionales fueron distinguidos como paisajistas y, otro tanto, por su labor como documentalistas.

“En el ámbito nacional hay una escuela de fotografía reconocida a nivel internacional que como mexicanos hay que apreciar más”. La periodística se ha enriquecido con la propuesta de muchos y muy buenos profesionales, “lamentablemente utilizando imágenes de la guerra contra el crimen organizado”, pero sin duda “con un ojo privilegiado, que se sobrepone al dolor, la tristeza, la angustia y nos muestra esa parte de la guerra”.

La fotografía, declaró, sólo “tiene que ser de calidad, bien hecha, bien compuesta, así como reflejar de una manera muy clara y precisa el tema que cubre o retrata”.

Por su parte Félix Márquez aseguró que nadie estudió para convertirse en fotógrafo de crímenes, pues “nos volvimos sin querer serlo” y relató que desde hace nueve años que inició su labor ha sido testigo de cómo la sociedad veracruzana ha decaído, de ser una colectividad que remitía alegría y fiesta, hoy está ligada al fenómeno de la violencia.

La impunidad que se vive en el país “es el principal obstáculo para la prensa y la libertad de expresión, por lo que tenemos una responsabilidad muy grande en contar estas historias”, pese a que a veces la opción es la autocensura para conservar la vida.