Por. Redacción/

Las instituciones de educación superior de México tienen un reto enorme respecto de la violencia en contra de las mujeres y las nuevas formas de relación, en el contexto de las disposiciones para prevenir el contagio del coronavirus COVID-19, refirió la licenciada María del Socorro Damián, directora del Programa de Género en la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Dicha sede académica ha respondido a la demanda de acceso a la justicia de las víctimas de este fenómeno en los espacios escolares, con el fin de abonar a la solución de la problemática estableciendo un marco de actuación institucional, ya que “el feminicidio de Lesvy Berlín Osorio, ocurrido en el campus de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), marcara un antes y un después en la visibilización del asunto”.

Desde el año pasado se ha llevado a cabo una organización histórica –sin precedente– de la población femenina de distintos centros de estudio del país que demanda y reclama a las autoridades, poniéndolas “en jaque, protocolos y mecanismos de atención eficientes, debido a que las escuelas no estaban respondiendo de manera diligente”.

Esto llevó a la creación del Protocolo de Atención a Víctimas de Violencia, aprobado en la sesión 464 del Consejo Académico de esa sede universitaria, celebrada el 13 de marzo de este año; en la comisión encargada de elaborar este documento participaron las doctoras María Guadalupe Huacuz Elías, titular de la Defensoría de los Derechos Universitarios de la UAM, y Alicia Saldívar Garduño, profesora-investigadora del Departamento de Sociología del mismo campus.

Este instrumento prevé atención de primer contacto; orientación, referencia y canalización hacia una vigilancia psicológica, jurídica o sanitaria dentro y fuera de la Unidad; valoración del caso; medidas precautorias; procedencia de la queja, y seguimiento por parte de la Defensoría, precisó Damián, al participar en el Conversatorio: Protocolos de violencia de género: antes, durante y después de la pandemia.

El Protocolo enfoca la atención en la comunidad universitaria, con acciones diversas, entre ellas la campaña Tejiendo redes contra la violencia; la difusión de material gráfico; un directorio para la canalización, y la impartición de charlas, además de otros recursos implementados durante la contingencia sanitaria derivada de la contingencia del COVID-19.

“Las universidades deben rescatar las enseñanzas que las mujeres pueden ofrecer con sus experiencias y vivencias dentro de estos espacios, y retomar lo que nos dicen en comunicados y en pronunciamientos para redirigir la política institucional en igualdad de género y prevención de violencia”.

A las instituciones de educación superior compete asesorar y proporcionar las herramientas de atención para mostrar cuáles son los caminos y las rutas a seguir, en los casos de intimidación, pues tienen un papel fundamental en la transformación de la sociedad, concluyó la directora del Programa de Género de la Unidad Iztapalapa de la UAM.