• Karla Amozurrutia Nava, secretaria técnica de la CIGU, detalló que la Coordinación tiene acciones estratégicas como recibir propuestas que emerjan del diálogo entre universitarios.

Por: Redacción/

Con el objetivo de dar mayor impulso a la cultura de respeto entre la comunidad universitaria, la igualdad sustantiva e inclusión, la UNAM, a través de la Coordinación para la Igualdad de Género (CIGU), lleva a cabo el Programa de Personas Orientadoras Comunitarias (POC’s).

Karla Amozurrutia Nava, secretaria técnica de la CIGU, detalló que la Coordinación tiene acciones estratégicas como recibir propuestas que emerjan del diálogo entre universitarios, susceptibles de traducirse en acciones que fomenten la igualdad; orientar sobre las instancias y procedimientos normativos; generar propuestas para incluir la prevención de la violencia en la normativa universitaria; así como recibir, analizar, comentar y, en su caso, canalizar a las instancias competentes las iniciativas de modificación a la legislación.

Para ello, las POC’s son un elemento y enlace importante en cada una de las entidades y dependencias de la Universidad, resaltó al dictar la conferencia “Personas orientadoras comunitarias, una estrategia de vínculo comunitario”, organizada por la Facultad de Medicina.

Refirió que entre los universitarios se debe propiciar una cultura de respeto en materia de igualdad sustantiva de género y de inclusión de las diversidades; transversalizar la perspectiva de género en la docencia y la vida académica; y establecer nuevos modelos en materia de acciones y estrategias que constituyan un referente nacional.

Amozurrutia Nava subrayó que una política institucional no puede avanzar, plasmarse, ni ser operativa si la comunidad no la conoce, la traduce y la muestra en hechos concretos.

Acciones sustanciales

Karla Amozurrutia detalló que se les capacita en tres ejes: violencia por razones de género, primer contacto; promoción de la cultura de igualdad sustantiva, respeto y no discriminación; así como en materia de vinculación y trabajo comunitario.

Hasta ahora, dijo, se cuenta con 150 activas: 17 en el bachillerato; 63 en escuelas y facultades; 23 en facultades de Estudios Superiores; 44 en centros e institutos; y tres en programas y direcciones generales. La agenda está en la página de la Coordinación; se puede conocer quién es la persona orientadora para establecer comunicación con ella.

Las POC’s son una figura de trabajo comunitario y entre sus tareas destacan: recopilar propuestas, buenas prácticas y acciones que coadyuven a transformar la convivencia para que sea igualitaria y libre de violencia, sostuvo Amozurrutia.

Las personas orientadoras, abundó, son integrantes de cada sector de la Universidad: estudiantil, académico, administrativo y trabajador. “Son voluntarias y han sido los primeros contactos directos para canalizar casos de violencia de género, y en muchas entidades han generado la confianza suficiente para apoyar, escuchar y guiar a quienes han sufrido esa violencia. Se han convertido en puentes de comunicación directa con sus comunidades”.

De esta manera, informan, guían, escuchan, apoyan, acompañan, canalizan y promueven. Proporcionan información sobre procesos de atención, procedimientos jurídicos, instancias que atienden las quejas, identifican situaciones de desigualdad o prácticas de violencia para comunicarlas a las instancias correspondientes; orientan también sobre acciones de discriminación y defensa de derechos universitarios, detalló.