Por: Meztli Islas

Hedy Lamarr, hija de un matrimonio judío, que inició su carrera como ingeniera cuando apenas tenía 16 años y un poco más tarde la abandonó para iniciarse como actriz en el teatro berlinés y después hacerse mundialmente famosa, pues fue quien destacó no sólo por su belleza y talento istriónico, sino también como la persona que ideó los principios de lo que ahora nos tiene actualizados con información cotidiana e instantánea, el wifi.

Su carrera cinematográfica dio inicio en la cinta Éxtasis de 1933, mismo filme en el que marcó la historia del cine por ser la primera mujer que apareció desnuda en una película comercial.

El magnate de la industria armamentística Friedrich Mandl, que la conoció por medio de la pantalla grande, arregló con los padres de Hedy un matrimonio y ella aceptó aún contra su voluntad, a ésta época, Lamarr se refirió como un auténtico periodo de esclavitud.

El magnate de quien era esposa, se dedicaba a proveer municiones de aviones de combate y de sistemas de control para Adolf Hitler y Benito Mussolini, además de ser amigo de ambos. Sin embargo, Mandl también era de origen judío. Además, el celoso Friedrich, intentó comprar todos los ejemplares de Éxtasis sin tener éxito.

Según cuenta Hedy en sus memorias, la obligaba a asistir a todas las cenas y viajes de negocios en los que su marido era partícipe. Incluso, la encerró en su casa y fue sometida a un estricto control, mismo por el que la actriz tuvo que abandonar su prometedora carrera en el séptimo arte.

Sin embargo, Hedy decidió aprovechar sus momentos de soledad para seguir preparándose como ingeniera. Teniendo la inteligencia de su lado, consiguió que los proveedores y clientes de su marido le dieran explicaciones detalladas sobre tecnología de artillería. Una vez obtenida toda la información, Hedy cedió a las autoridades de Estados Unidos la información que logró recaudar y que años más tarde, ayudarían como una guía para patentar en la década de 1940 la técnica de conmutación de frecuencias. De ésto derivó la creación de wifi y la comunicación por radio.

En 1937, escapó de su marido con ayuda financiera por la información que proporcionó y se fue a Paris para poder viajar a Londres, donde conoció a Louis B. Mayer, quien era empresario de la Metro Goldwyn Mayer (MGM), con el que viajó a bordo de un barco y, al llegar a tierra, ya tenía un contrato por siete años y el nombre por el que se le conoció hasta el día en que murió, Hady Lamarr.

A sabiendas de que su inteligencia podría ser buena aliada, inició la consecución de nuevas tecnologías militares. Se volvió una incansable conocedora de los horrores cometidos por el régimen nazi en contra del pueblo judío por medio de su ex marido se enteró de la resistencia de los gobiernos por fabricar un misil teledirigido por miedo a que  las señales fueran interceptadas o interferidas por el enemigo y que se pudieran inutilizar o usarlo en su contra.

Hedy y el compositor George Carl Johann Antheil, obtuvieron la patente por su Sistema de comunicación secreta, un sistema de detección de los torpedos teledirigidos utilizados en la contienda.

Inspirado en un principio musical, el invento funcionaba con ochenta y ocho frecuencias, equivalentes a las teclas del piano, y era capaz de hacer saltar señales de transmisión entre las frecuencias del espectro magnético, es decir, no podía ser detectado por el enemigo.

Más tarde sería utilizado por Estados Unidos durante la crisis de los misiles de Cuba en las boyas rastreadoras marinas, en los ingenios utilizados en Vietnam, también funcionó como base del desarrollo de técnicas de defensa antimisiles, el sistema de defensa por satélite estadounidense (Milstar) y su utilidad final fue en el campo de las telecomunicaciones, como el wifi.

Algunas de sus películas fueron:

  • Éxtrasis
  • Dinero en la calle
  • La mujer de Lindenau
  • Las aventuras del señor O.F.
  • No necesitamos dinero
  • Algiers
  • Lady of the Tropics
  • I take this woman
  • Sansón y Dalila

El 19 de enero del 2000, Lamarr, originaria de Viena, dijo adiós dejando tras de sí una huella inborrable, intangible y nacesaria para el desarrollo de gobiernos y sociedades. En su honor, se conmemora el día del inventor cada 9 de noviembre, fecha en la que nació.