Por: Redacción/

El gobierno de México ha dado un paso al frente en la batalla al COVID-19, al haber dejado la toma de decisiones contra la pandemia a los científicos, asegura el doctor Javier Velázquez Moctezuma, Profesor Distinguido de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Con medidas controvertidas del presidente Andrés Manuel López Obrador en el campo de la ciencia y la tecnología –incluidas calumnias contra esta comunidad, al haber utilizado calificativos de hampones, sabelotodos, todólogos y turistas– “llegamos a la pandemia del coronavirus, por lo que la determinación de tomar en cuenta la opinión de ese sector es importante porque reconoce que “los políticos no somos todólogos ni sabemos de muchas cosas”.

El investigador del Departamento de Biología de la Reproducción de la Unidad Iztapalapa reconoce los beneficios de esa resolución, que “muchos aplaudimos desde el corazón y nos ponemos a la disposición en lo que podamos apoyar”, aunque existen otros asuntos de Estado que debieran depender de la información sólida y comprobada generada por investigadores con reconocimiento internacional.

¿Será hora de que esto suceda?, preguntó Velázquez Moctezuma, quien espera fervientemente que se estén dando los primeros pasos de una rectificación para que, de aquí en adelante, se abran espacios a la participaciòn de especialistas mexicanos y se dejen de lado las ocurrencias.

La actitud del titular del Poder Ejecutivo sorprende porque como otros rubros del país, el académico ha sido un aliado e impulsor relevante del proyecto transformador que encabeza y, si bien esto no ha sido unánime ni incondicional, es posible “aportar a las soluciones que la nación requiere con urgencia”.

En otras naciones, la asociación empresa-universidad-gobierno ha permitido acciones que coadyuvaron a un gran desarrollo, por ejemplo en Singapur, una isla carente de recursos naturales en abundancia que en pocos años pasó de una situación de postración a un crecimiento sorprendente.

La fórmula fue invertir en educación, ciencia y tecnología; normar las políticas públicas y basarlas en las opiniones de los expertos, mientras que “en México existen condiciones medio esquizofrénicas”, pues aun cuando la autoridad canaliza muchos recursos, “más adelante se desentiende casi por completo” o pareciera no interesarle tanto, señala el especialista en neurociencias en el artículo El Presidente López Obrador y la ciencia mexicana: ¿reconsideración?

La riqueza de México no está solamente en sus minas, ríos, mares o biodiversidad, sino en algo más valioso: los seres humanos, que están siendo dilapidados. De los niños que ingresan a la primaria, muy pocos llegan a la secundaria, muchos menos alcanzarán la preparatoria y algunos, muy contados, accederán a la universidad e incluso menos culminarán su formación. Quienes cursen programas de posgrado serán una minoría privilegiada.

La paradoja es que para esos maestros y doctores no habrá plazas ni centros de trabajo ni condiciones para que devuelvan al país lo que éste les ha dado, por lo que su único camino será emigrar a otros territorios donde su conocimiento sea apreciado.

El miembro del Sistema Nacional de Investigadores recuerda que en el proceso electoral de 2018, cuando el apoyo mayoritario se volcó hacia López Obrador, la comunidad científica pensó que las cosas iban a cambiar para bien, “pero nos quedamos esperando la invitación y se sufrió un recorte presupuestal”, al igual que en las instituciones de educación superior.

El nombramiento de Esteban Moctezuma Barragán al frente de la Secretaría de Educación Pública hizo que se levantaran críticas, creándose un clima de incertidumbre. También el de la titular del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) –doctora María Elena Álvarez-Buylla, una investigadora mexicana de talla internacional– suscitó movilizaciones, no democráticas, de personajes que por años habían sido actores en el ámbito.

Al parecer estas críticas endurecieron a López Obrador, pues reaccionó con brusquedad y restó toda posibilidad de interacción entre las partes, lo que hasta la fecha ha dificultado la integración armónica con el sector, concluye el académico de la Casa abierta al tiempo.