Por: Redacción

servicios de salud en México son ofrecidos por una mezcla de instituciones públicas y privadas de manera fragmentada e inequitativa, sin una visión global y con una escasa regulación, afirmó el doctor Raúl Enrique Molina Salazar, profesor-investigador del Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Durante el seminario divisional La desigualdad en México, desafíos y acciones transformadoras señaló que el sistema sanitario del país se encuentra tan segmentado en la prestación de los servicios, que los establecimientos del Dr. Simi brindan alrededor de 80 millones de consultas al año, sólo por debajo de los 120 millones que proporciona el Instituto Mexicano del Seguro Social.

Esto constituye “una válvula de escape que se abrió ante las carencias del sistema”, pues no hay que olvidar la existencia de otras farmacias y consultorios semejantes a las del Dr. Simi, expuso al tratar el tema Salud y Desigualdad en México.

La mitad de la población que cuenta con cobertura de seguridad social está integrada por aquellos grupos con un empleo formal, mientras el resto es atendido “en los servicios desarticulados que ofrece la Secretaría de Salud” o en entidades privadas.

Por lo tanto existe un problema respecto de las condiciones de desigualdad en las que la gente accede a los servicios sanitarios, pues quienes cuentan con empleo fijo y una remuneración estable tienen esa posibilidad, “los demás tendrán migajas de lo que el sistema quiera brindarles”, es decir, “no les damos empleo ni salud”.

Los diversos tipos de privaciones van desde la violación de los derechos civiles y políticos, hasta las penurias en lo económico, en el acceso médico y a educación, sin embargo, también existe la negación del recurso a la justicia y a la atención médica o la seguridad social, que son claros ejemplos de exclusión, que colocan a los individuos en desventajas que persisten a lo largo del tiempo.

Al hacer un comparativo con otros países pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), indicó que como resultado de sus políticas de salud México tiene un gasto como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) de 6.2, Noruega 8.9, Alemania 11.1, Inglaterra 8.5 y Estados Unidos 16.4.

La esperanza de vida es de 77.4 años en el país, 81.8 en Noruega, 80.9 en Alemania, 81.1 en Inglaterra y 78 .8 en Estados Unidos.

En el país la tasa de mortalidad infantil es de 13 por mil nacidos vivos, 2.4 en Noruega, 4.3 en Alemania, 12.7 en Inglaterra y 6 en Estados Unidos, mientras que la tasa de mortandad materna (por 100 mil) es de 38.2, 1.7, 4.3, 12.7 y 16.9, respectivamente.

La mayoría de los países de la OCDE tiene un mayor gasto público en salud respecto del privado (como porcentaje del PIB), en México se encuentra prácticamente al mismo nivel.

El investigador expuso mediante una serie de estadísticas que la distribución del gasto de bolsillo en la materia en el país es de 60 por ciento para medicamentos, 27 por ciento a atención ambulatoria, tres por ciento maternidad, dos por ciento hospitalización y ocho por ciento para otro tipo de dispendio.

Son los hogares sin derechohabiencia los que desembolsan más en medicamentos, pues el porcentaje rebasa 10 por ciento, mientras que en los que tienen seguro es de poco más de cinco por ciento y en aquellos con seguro privado es de menos de cinco por ciento.

El doctor Molina Salazar expresó que el diseño de una política orientada a reducir la exclusión en salud debe considerar la extensión de la seguridad social, como condición fundamental para que las personas logren una vida sana.