• Facturación emocional integra pintura y dibujo para materializar al empleado como un elemento más, pero a la vez representativo del resto, “paradigmático, paradójico e individual”.

Por: Redacción/

Un cuerpo cayendo al vacío –como alegoría del ser humano moderno– es la obra que da la bienvenida a Facturación emocional, muestra virtual que explora las tensiones físicas y mentales de una nueva generación de empleados, desde el imaginario de Julio Alba.

El autor de esta serie pictórica de 27 piezas es licenciado en Diseño Industrial por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), con estudios en la Unidad de Vinculación Artística de la Universidad Nacional Autónoma de México y en el Centro Nacional de las Artes, entre otras instituciones.

La exposición –que formó parte del programa del XIV Congreso Internacional: Administración y Tecnología para la Arquitectura, Diseño e Ingeniería, organizado por la Unidad Azcapotzalco– ahonda en las percepciones de hombres y mujeres que pasan sus días en “una trampa sistémica”, mostrando aquello que se esconde detrás de la máscara de la ocupación: el vacío cotidiano y un orden deshumanizante.

El artista pretende “hacer contrapeso a la imagen del ejecutivo exitoso que conquista el mundo por medio del trabajo y, al mismo tiempo, evidenciar a la sociedad globalizada en la que el sufrimiento del otro se ha hecho incomprensible”, comparte en la ficha de recepción.

Facturación emocional integra pintura y dibujo para materializar al empleado como un elemento más, pero a la vez representativo del resto, “paradigmático, paradójico e individual”. Alba toma el cuerpo humano como eje, más allá de la imagen visual, para descifrar y traducir la hexis corporal en mensajes sobre los estados de ánimo de los personajes.

“El espectador recibe el impacto visual de posturas que revelan individuos con crisis de angustia, pero que por fuera lucen estupendos, ya que sólo importa la apariencia”, aunque también exponen la grandeza humana y su eterna insatisfacción.

La experiencia artística tiene la capacidad de conmover y suscitar experiencias fisiológicas y efectos sentimentales, por lo que el arte es un medio para intensificar la vida y dar forma a la relación entre personas y su mundo, señala el autor, quien ha exhibido su obra en el Instituto Cultural de México en Francia, el Museo Soumaya, el Poliforum Cultural Siqueiros, el Centro Cultural Universitario Tlatelolco y la Camiba Gallery, de Austin, Texas, entre otros recintos.

El ex alumno de la UAM hace del lienzo un escenario para simbolizar paradojas del sistema, sinsabores de la vida adulta y penurias del asalariado, por ejemplo, en el óleo Horror vacui (2018) se observa a white-collars en caída libre al abismo, entre edificios corporativos y oficinas; en Vacuidad (2019) trazó un saco, una camisa y la nada.

Las acuarelas Paisaje urbano y Camino al éxito (2020) presentan formas difusas, rostros transparentes y la ausencia de identidades para traducir dinámicas diarias de trabajadores en cuadros grises que evocan la permanente insatisfacción de la vida moderna.

Para visitar la exposición:
https://spark.adobe.com/page/0fGgIIgjR2uEy