• “Todavía hay tareas pendientes para determinar las relaciones de las representaciones sociales de violencia y violencia en el noviazgo y sistematizar la experiencia de la intervención”, puntualizó Torres López.

Por: Redacción/

Si bien no hay diferencias tan radicales en las representaciones sociales de ser mujer o ser hombre entre estudiantes de bachillerato en localidades con y sin alerta de género del estado de Michoacán, existen elementos que permiten decir que una minoría está proponiendo un cambio, adelantó la doctora Teresa Margarita Torres López en el Ciclo permanente de Conferencias del Posgrado en Psicología Social de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

“De alguna manera una minoría de jóvenes ya no quiere seguir como está y aunque son los menos nos están expresando que existen dentro de estos contextos otras visiones para cambiar”, indicó la profesora titular adscrita al Departamento de Salud Pública del Centro Universitario de Ciencias de la Salud de la Universidad de Guadalajara.

“Estas son algunas de las primeras conclusiones de una investigación que surge dentro de la Secretaría de Salud para determinar las relaciones sociales de las representaciones sociales de violencia y sistematizar la experiencia de la intervención entre estudiantes de bachillerato de entre 15 y 18 años de dos localidades con y una sin alerta de género en el estado de Michoacán”, afirmó en la conferencia Representaciones sociales de ser mujer y ser hombre en contextos mexicanos con Alerta de Género.

La antropóloga social y cultural, que junto con la doctora Juana Imelda Herrera Pérez y el licenciado Antonio de Jesús De la Cruz Villarreal realizaron un levantamiento de datos antes de la pandemia por COVID-19 con base en los razonamientos: “qué se te viene a la mente cuando escuchas las palabras ser mujer, ser hombre, noviazgo y violencia en el noviazgo”, así como el significado propio de la palabra bella.

El trabajo abarcó 475 estudiantes de bachillerato –240 mujeres y 235 hombres– de entre 15 y 18 años en tres localidades de la entidad, así como tres directivos de cada escuela y 12 docentes que fungieron como tutores y que voluntariamente trabajaron algunas temáticas para implementar acciones dirigidas a potenciar el pensamiento crítico entre los adolescentes.

En la investigación aplicaron el proceso de análisis procesual y de categorías temáticas emergidas del discurso de los participantes para aplicar después un análisis prototípico en el software Anthropac, encontrando que los conceptos bella, bonita, fuerte, luchona prevalecieron en ambas localidades, pero también señalan la inseguridad en sí mismas y en su familia, el miedo al acoso y la preocupación, y los hombres refirieron que es duro ser mujer ya que a lo largo de los años han sufrido mucha discriminación.

Las mujeres destacaron la igualdad, tener derecho a las oportunidades, ser libre y no seguir estereotipos, es importante apoderarse y reconocerse como persona valiosa y digna; mientras los hombres resaltaron la importancia de la igualdad y la existencia de inequidad entre los géneros.

También mencionaron que algunos hombres “son machistas, no dejan que las mujeres realicen algunas actividades, las discriminan, se sienten superiores y tienden a hacerlas sentir menos; en tanto, algunos hombres refirieron que deben ser golpeadores y groseros pues el que no es machista es considerado gay”.

Torres López anotó que con esta información se realizó una intervención socioeducativa en busca de resignificar de alguna manera estas condiciones encontradas, sobre todo en el contexto de noviazgo, a través del teatro de sombras basada en el arte con perspectiva de género y derechos humanos, interculturalidad desde la realidad de los actores sociales, su experiencia y cultura con la “idea que esto llevará a resignificar las representaciones sociales en el noviazgo.

“Se incluyó esta parte porque se ha encontrado que la práctica de violencia hacia las mujeres proviene de sus parejas y también porque sabemos por reportes de diferentes investigaciones que ellas suelen ser contactadas por posibles parejas o potenciales parejas también para la cuestión de la trata de personas”.

De ahí la idea de trabajar con los jóvenes desde la adolescencia, razón por la cual el proyecto busca la resolución de un problema que se estaba presentando durante el noviazgo que oriente a la transversalidad de las actividades y la educación, para lo cual se realizó este trabajo colaborativo con estudiantes, docentes y comunidad.

En este contexto, el taller tuvo cuatro módulos –el noviazgo y violencia, los derechos humanos de los y las adolescentes y el género-, así habilidades sociales para las relaciones libres de violencia y la construcción colectiva de un libreto para una obra de teatro de sombras escrito por los mismos bachilleres, donde de acuerdo con lo que escribieron se pudo analizar que una de las constantes es “debemos trazarnos líneas de vida libre de violencia, la mujer y el hombre deben ser sujetos de derechos”.

Entonces todavía hay tareas pendientes para determinar las relaciones de las representaciones sociales de violencia y violencia en el noviazgo y sistematizar la experiencia de la intervención, puntualizó Torres López.

La sexta conferencia del ciclo fue moderada por la doctora Angélica Bautista López, coordinadora del Posgrado en Psicología Social de la Unidad Iztapalapa de la Casa abierta al tiempo.