Por: Redacción/

En los primeros meses de 2019 fueron asesinadas diez mujeres por motivos de género al día en México, debido en parte a la falta de acciones eficaces del Estado para prevenir este tipo de violencia, afirma la doctora Aleida Azamar Alonso, profesora-investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

En su artículo Riesgos de la violencia de género, la docente del Departamento de Producción Económica de la Unidad Xochimilco refiere que según datos del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) esta cifra representa poco más de 10 por ciento de los 97 homicidios registrados diariamente.

Esos datos alarmantes van de la mano de la enorme impunidad en este tipo de crímenes (98%), de acuerdo con información de la doctora Patricia Olamendi Torres, coordinadora del mecanismo para erradicar la violencia contra las mujeres de la Organización de Estados Americanos (OEA).

En el texto, la doctora Azamar Alonso señala que hasta hace 10 años el país no contaba con un marco normativo que valorara elementos específicos y sistemáticos que privan en este tipo de atentado contra la vida.

Para tener idea de la gravedad del tema cita datos aportados por la doctora Olamendi: “Tres de cada diez mujeres en el mundo sufren algún tipo de riesgo por su género, mientras que en México la cifra es siete de cada diez, más del doble del promedio internacional”.

Al respecto, 56 por ciento de las entidades federativas ha activado la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM), mecanismo que advierte respecto de entornos críticos de amenaza contra la población femenina.

Sin embargo, aún hay al menos nueve entidades –entre ellas la Ciudad de México– que siguen sin emitir esta alerta de violencia, pues consideran que no se cumplen las condiciones.

La investigadora de la UAM considera que el asesinato de mujeres no es algo que suceda espontáneamente sino que se construye a través de una narrativa de Estado ausente y de la carencia de empatía hacia las víctimas de reiterados casos de agresividad particular o grupal. En este tipo de violencia extrema destacan, entre otras conductas, el racismo, clasismo, elitismo, acoso verbal, abuso emocional, así como prejuicios étnicos y la re victimización.

El acercamiento académico hacia la violencia sistemática contra la mujer con la intención de volverlo un asunto normativo en el país comenzó hace menos de 30 años. Hace 20 años los riesgos mortales que enfrentaban las mujeres tanto en su vida privada como en el ámbito público se invisibilizaban.

“El objetivo no es sólo indicar los casos más graves de violencia que afectan a las mujeres sino prevenir este tipo de afrentas a partir de la generación de una conciencia pública sobre del papel que todos y todas desempeñamos en en este asunto y sus consecuencias”.

Todavía en 2009 no existía una ley específica que tipificara al feminicidio como un delito y apenas en 2017 se reconoció legalmente la agresión sexual como violación a los derechos humanos.

En el texto la doctora Azamar explica que en el ámbito legislativo fue hasta 2007 cuando se estableció en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia la primera definición oficial para el feminicidio, aunque se excluyó la tipificación del delito.

Hacia el año 2012 se modificó el Código Penal Federal para incluir esta figura normativa como un delito punible. En este proceso legislativo, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) a partir de 2017 reconoció por primera vez que el hostigamiento sexual es una violación a los derechos humanos.

La investigadora recordó que el reconocimiento público de que existe un tipo de amenaza directa para la vida de ellas debido a su género es muy reciente pues apenas en 1982 la activista Diane Rusell acuñó la expresión feminicide.

Por último, reconoció la aportación de la doctora Julia Estela Monárrez Fragoso, investigadora de El Colegio de la Frontera Norte, quien en 1999 desarrolló estudios sobre feminicidio en Ciudad Juárez y logró determinar que 40 por ciento de los agresores eran cercanos a la víctima.