Por: Mugs Redacción

Al impartir la conferencia magistral Las mujeres en la academia global  en la UNAM, Louise Morley, del Centro para una Mejor Educación e Investigación en Equidad (CHEER, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Sussex, Reino Unido, mencionó que sólo el ocho por ciento de la población líder en el sector universitario pertenece al género femenino.

En los países nórdicos este índice es de alrededor de 31 por ciento, mientras que en Estados Unidos es de 17. En contraste, en Hong Kong no figura ninguna en este tipo de cargos y en Japón sólo se registra un 2.3.

¿Por qué hay minoría femenina en puestos de liderazgo en academias a nivel superior y cómo lograr que nos vean como líderes?, preguntó.

Es inusual que obtengamos los puestos más altos. Al optar por un cargo de líder, las mujeres se autolimitan pues piensan que esto no les permitirá tener una vida plena con su familia. Además, subsiste el mito de que para dirigir se debe ser rudo y frío, y se cree que ellas son emotivas y no muy racionales. Debido a estos prejuicios, los hombres las excluyen, concluyó.

Según datos del Foro Económico Mundial, sólo siete por ciento de los miembros de consejos empresariales son mujeres y esta tendencia es similar en otros niveles y sectores. Por esta razón, en el XXII Coloquio Internacional de Estudios de Género, Desafíos Neoliberales, Respuestas Feministas, se planteó la pregunta ¿por qué se da esta disparidad en el contexto de la educación superior?

Las ponentes coincidieron al señalar la autodescalificación femenina como una traba para acceder a puestos de influencia académica.

Ana Buquet Corleto, directora de esa entidad universitaria, destacó la relevancia del evento por abordar asuntos como movimientos sociales, migración, economía feminista (trabajo, pobreza y precarización), sexualidades, disidencia, activismo, performance y sistemas de evaluación en el contexto académico, entre otros.

Por su parte, Liliana Sánchez, directora de Educación y Sociedad del British Council, apuntó que un tema central de la discusión es el cuestionamiento sobre la autodescalificación femenina al acceder a puestos de influencia académica. A partir de información recopilada por esta entidad se determinó que en el Reino Unido su participación es igual o mayor a la masculina, pero a nivel posgrado disminuye de manera sensible.

Entre los objetivos a lograr sobresalen el balancear la vida familiar con las demandas laborales y contrarrestar la preferencia en la academia por líderes formados en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, pues se ha identificado una preferencia marcada de las mujeres por disciplinas inscritas en las ciencias sociales y las artes.

Un obstáculo en este renglón es la persistencia de estrategias de reclutamiento arcaicas, carencia de modelos femeninos a seguir en posiciones de liderazgo en educación superior y falta de autoestima en posibles actrices clave en este contexto.

En el Reino Unido se detectó una disparidad importante en diferentes apartados; sin embargo, en los últimos 40 años se ha registrado un aumento estable de británicas en la población económicamente activa, con diferencias en los niveles laborales más altos.