Por: Redacción

Las diferencias sociales afectan de manera específica a los cuerpos, dependiendo del color de piel, la etnia, la lengua, el lugar de residencia, el nivel de educación, la diversidad funcional física o discapacidad, la edad y el peso, planteó la doctora Alba Elena Dávila González, profesora-investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

La académica sostuvo que la disparidad se expresa en múltiples espacios y dimensiones –el hogar, la escuela, la salud, la justicia, el tiempo libre y el deporte– y suvisibilización es un aporte teórico de la categoría de género que está relacionada con las corrientes de pensamiento feminista, las cuales se han enriquecido de los debates teóricos de diversas especialidades.

La doctora en Antropología presentó algunos resultados del Informe Desigualdad Extrema en México: Concentración del Poder Económico y Político, elaborado por Oxfam México en 2015, el cual reveló que las personas de piel morena tienen menos oportunidades de tener educación superior que las de tez blanca y que la mayoría de las primeras se desempeñan como trabajadores manuales.

En el Seminario Divisional de Ciencias Sociales y Humanidades La desigualdad social en México: Desafíos y acciones transformadoras, del Departamento de Antropología en la Unidad Iztapalapa, dijo que según el mencionado reporte, el país presenta las discrepancias económicas más altas del mundo, ya que 10 por ciento de la población más rica concentra 64.4 por ciento del total de la riqueza nacional.

Además cada día hay siete víctimas de feminicidios, en su mayoría jóvenes y pobres; el desempleo, la violencia, el crimen organizado, la impunidad, la corrupción, la discriminación y el racismo son parte del paisaje cotidiano;aparte de que la política económica ha llevado a un neocolonialismo depredador en el que la inequidad se torna legítima.

Dávila González coincidió con los planteamientos de otras corrientes de pensamiento feminista en cuanto a que para tener una perspectiva social de género es necesaria una lectura decolonial y un estudio más allá de una lectura esencialista o binaria.

El Estudio sobre la Igualdad entre Mujeres y Hombres en Materia de Puestos y Salarios en la Administración Pública Federal (APF) 2015 señala que las primeras ganan menos que los segundos y que suelen quedar excluidas de los cargos directivos superiores y de mando, a pesar de que tienen en promedio una mayor escolaridad; incluso el análisis revela que ellas trabajan más horas que ellos.

Por lo que, afirmó, el modelo económico tradicional se ha transformado debido al impacto del capitalismo en su fase neoliberal, dejando atrás el patrón padre-esposo-proveedor, así como por la entrada de las mujeres al mercado laboral, que ha sido consecuencia de la precarización del trabajo más que de los discursos feministas.

Los caminos recorridos en América Latina para incluir el enfoque de equidad de género en el desarrollo son diversos, ya que en los años ochenta del siglo pasado comenzó a utilizarse por diversas disciplinas porque demostró ser útil para delimitar con mayor precisión cómo la diferencia biológica se convierte en desigualdad social, política y económica, colocando en el terreno simbólico, cultural e histórico los determinantes de la distinción entre los sexos.

En este sentido, apuntó, la adopción del término como categoría de análisis ha significado la ruptura epistemológica más importante de las últimas décadas en las ciencias sociales, pues ha implicado el reconocimiento de una disparidad social que en parte había quedado sumida en la dimensión económica de dos vertientes teóricas de importancia: la de clases y la de estratificación social.