• Hasta el 8 de abril son exhibidas placas conmemorativas de representaciones ofrecidas en este espacio de la UAM.

Por: Redacción/

El Teatro Casa de la Paz se consolida como uno de los espacios con mayor historia y tradición artística de todo México, pues pese a las transformaciones que ha tenido desde su creación en 1924, ha sido uno de los lugares más emblemáticos y queridos enfocados a la promoción de las artes plásticas y escénicas, aseguró el maestro Sergio López Sánchez.

Durante el Jueves de Artes Escénicas, organizado por la Coordinación General de Difusión de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el miembro del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Teatral Rodolfo Usigli sostuvo que México tiene el privilegio de contar con el foro más antiguo de Latinoamérica, que es el Principal de Puebla.

En la Ciudad de México el más antiguo es el Teatro Esperanza Iris que se inauguró en 1918, pero algunos años más tarde un 28 de agosto de 1924, en el terreno ubicado en la calle de Cozumel número 35, se construyó el entonces llamado Cine Condesa, que convocaba a la gente de los alrededores y que después se transformó en el Cine Ariel, inaugurado un 27 de abril de 1956.

Este recinto formó parte de un circuito de teatros de las colonias Roma y Condesa –ahora casi todos desaparecidos– pero logró sobrevivir gracias a que la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) compró el cine Ariel para después demolerlo y construir uno completamente nuevo al que llamó Teatro Casa de la Paz, explicó López Sánchez.

Con casi 98 años de servicio, este sitio se ha consagrado como un lugar de diversión y recreación cultural, el cual en 1981 –tras un decreto presidencial– pasó de ser patrimonio de la SRE a un bien inmueble de la Casa abierta al tiempo, con la finalidad de convertirlo en un espacio múltiple y diverso dedicado al teatro, la danza, la pantomima, la presentación de libros, al cine y todo aquello que fomentara el espíritu y los principios de esta Universidad.

La inauguración del Teatro Casa de la Paz fue posible por el apoyo y patrocinio del Organismo de Promoción Internacional de Cultura (OPIC) de la SRE, gracias al cual México vivió una época de gran desarrollo para las artes escénicas y plásticas, un legado que puede apreciarse desde la arquitectura misma del edificio, en cuya entrada permanece majestuosa la obra de Manuel Felguérez, imbricada con el diseño arquitectónico de Manuel La Rosa, autor de este recinto.

Alejandro Jodorowsky, quien trabajó mucho dentro de este foro, solía decir que todo lo que ocurre en el teatro se lo lleva el tiempo, pero siempre algo queda más allá de la memoria de los espectadores, que bien puede ser la crónica del periódico o el testimonio de algún crítico de arte, pero también lo son las placas develadas, “las cuales por cierto son una tradición mexicana de la Ciudad de México, que desde el Porfiriato se celebraban cuando una obra llegaba a las 100 representaciones”.

Luego de este conversatorio –conducido por el doctor Tomás Ejea Mendoza, académico del Departamento de Sociología de la Unidad Azcapotzalco– fueron exhibidas en el vestíbulo del Teatro Casa de la Paz diferentes placas que pertenecieron a los primeros años de administración de la UAM.

En la exposición –que permanecerá abierta al público hasta el 8 de abril– pueden verse placas en formato blanco y negro, a color, serigrafiadas o talladas en superficies doradas bajo estilos muy diversos y que son también una muestra de la historia tipográfica de los últimos 40 años.

Escenógrafos, iluminadores, bailarines, mimos, actores y directores quedaron consagrados en las letras de estas placas que ahora son las herederas del pasado de este teatro.

En vísperas de su reapertura, este recinto de la UAM regresará a sus visitantes la experiencia de los montajes y las puestas en escena en vivo.