• El sonido tiene varias propiedades, como la frecuencia y la amplitud, la primera se mide en hertz las repeticiones por unidad de tono, que es el número de variaciones por minuto.

Por: Redacción/

El sonido se produce mediante vibraciones creando ondas sonoras que viajan por el aire o a través de otros elementos, como podría ser el agua, cuando se percibe, éste llega al oído y de ahí al cerebro, donde se identifica y se le da un significado, explicó la doctora Silvia Hidalgo Tobón durante la charla Concierto de sonidos, organizada por la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

El sonido viaja –por medio de la vibración de moléculas– en el aire a 1,100 kilómetros por hora y en el agua a 5,500 kilómetros. Las ondas generadas se desplazan 17 veces más rápido en un cuerpo de acero, ya que la composición de este material está conformada por átomos muy juntos, lo que permite que éstas se muevan a mayor velocidad en comparación con otros elementos.

La doctora en Física indicó que el órgano que recibe el sonido está compuesto por el oído interno, el externo y el medio; el oído medio y externo se encargan de que la onda sonora penetre en el pabellón auditivo hacia el tímpano y a un conjunto de huesos minúsculos –el estribo, el yunque y el martillo– que permiten la amplificación, que después pasa a la cóclea, encargada de transformar el estímulo en mensaje que luego se procesará en el cerebro.

El sonido tiene varias propiedades, como la frecuencia y la amplitud, la primera se mide en hertz las repeticiones por unidad de tono, que es el número de variaciones por minuto. También se compone de agudos y graves; los graves viajan de los 125 a los 250 hertz y los agudos de los 2000 a los 4000 hertz.

El oído humano tiene una capacidad de percepción que va de los 20 a los 20,000 hetz, mientras que algunos animales tienen mayor alcance, como el elefante o el topo, que pueden percibir infrasonidos, o el perro y el gato que tienen un espectro mucho más amplio que el oído humano no puede captar; el caso del murciélago o el delfín alcanzan frecuencias mucho más altas.

Otra propiedad es la amplitud, que indica la magnitud de las variaciones de presión; cuanto mayor, más fuerte será la sensación de sonido que se percibe. Debido a que el rango de amplitudes que el oído es capaz de detectar es muy amplio, se utiliza una escala logarítmica o comprimida cuya unidad es el decibelio.

A partir de los 90 decibelios, el sonido puede lastimar el oído. La máxima variación tolerable es de 120 decibeles, considerada umbral de dolor; después, puede dañar la salud.

La investigadora mostró un experimento en el que se somete un chorro de agua a la emisión de una onda senoidal a 24 hertz y con una cámara de video se observa que el líquido cae en espiral; cuando la onda senoidal baja a 23 hertz, el efecto visual que produce es que el chorro parece subir.

También hizo una demostración de los ‘vasos cantantes’, con copas de agua con diferentes cantidades que, al mojar un dedo y aplicar cierta presión sobre la superficie del recipiente son producidas diferentes tonalidades de sonido. Esto se debe a la vibración de la copa en relación con el aire circundante a modo de membranas de bocinas.

Al utilizar copas con distintas características en diámetros y grosores, cada una emite distintas frecuencias y notas, Benjamín Franklin fue uno de los primeros en conocer este efecto y construyó lo que se conoce como la armónica de cristal.

La especialista en Resonancia Magnética señaló que una aplicación muy importante del sonido es la del ultrasonido, donde se utilizan frecuencias de 28 mil hertz a través de un transductor que envía ondas sonoras que atraviesan el cuerpo humano para generar, con la ayuda de otros dispositivos, imágenes internas.

Hizo referencia al sufrimiento y genialidad de Ludwig van Beethoven al padecer sordera durante muchos años de su vida y quien, sin embargo, logró componer algunas de las más sublimes sinfonías de todos los tiempos.

Además, recomendó evitar el uso de audífonos a altos volúmenes, porque se deteriora el órgano, “y cuando comienza un proceso de sordera, no hay marcha atrás”.

Hidalgo Tobón cerró su conferencia citando a Nikola Tesla con la frase: “Si quieres encontrar los secretos del universo, piensa en términos de energía, de frecuencia y vibración”.