Por. Redacción/

El neoliberalismo se ha convertido en una víctima mortal de la pandemia del virus SARS-CoV-2, aseguró la maestra Lourdes Carolina Hernández Calvario, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), en el Primer Encuentro virtual: Del contagio biológico al contagio económico y financiero: reflexiones sobre el COVID-19 y su impacto.

En el caso mexicano, esta corriente asumió ciertas particularidades debido a que las elites se valieron de la corrupción durante seis sexenios como forma de acumulación de capital, mediante el saqueo de los fondos públicos, en beneficio de privados asociados con la clase política mexicana.

“Ya nada va a ser igual si se desarrolla la subjetividad política que nos demanda estos tiempos, pues ha quedado en evidencia que hay mercancías que de manera alguna pueden ser producidas como hasta ahora, es decir, bajo la lógica de la rentabilidad. Los casos que mejor ejemplifican la situación son las medicinas, al ser reguladas en su fabricación y compra, y la comida, que no se origina en función de la ganancia, sino de su valor de uso”.

La profesora del Departamento de Economía de la Unidad Iztapalapa dijo que se requiere una refuncionalización del Estado en por lo menos dos ejes: el papel social protector y el financiero, además de que entre los retos está revitalizar el mercado interno –vía aumento de los ingresos laborales o el mantenimiento del consumo interno– y dar seguridad social ampliada a todos los modos de trabajo: asalariado, no asalariado, autónomo, independiente e, incluso, la generación estatal de empleo.

Un elemento indispensable será “la creación de crédito productivo, sobre todo a las pequeñas y medianas empresas; una fiscalización radical de los flujos financieros o impuestos únicos a las grandes empresas multinacionales; las normas de protección del medio ambiente, y comenzar a debatir las políticas de democratización de la propiedad y las decisiones respecto del trazado del futuro.

En la Mesa 3. Escenarios y experiencias de una transición posneoliberal y poscapitalista, el doctor Antonio Mendoza Hernández dijo que el fenómeno sanitario que azota al mundo ha visibilizado la mercantilización de la vida y las desigualdades, pero también la posición en que “podemos resolver nuestras necesidades.

“El modelo que habitamos está diseñado, no para garantizar los requerimientos de la humanidad, sino del conjunto de valores; una propuesta es que volvamos al origen etimológico de la palabra economía, que significa la administración de la casa y está relacionado con el hábitat al que pertenecemos”.

Y debe buscarse una integración de lo macro y lo micro, pero sobre todo de la mesoeconomía relacionada con la combinación de diversas iniciativas que puedan ser visibilizadas, ya que “nuestro punto de partida debe diseñar estrategias para escudriñar soluciones a los conflictos que tenemos y no sólo reaccionar”.

El docente del Departamento de Economía de la citada sede universitaria consideró urgente regenerar aquello que nutre la disciplina y después aprovecharlo en el autoconsumo y asegurar su sostenibilidad.

La idea “es mirar la racionalidad desde otro ángulo para que nuestro punto de partida sea conservar el medioambiente y los ecosistemas, logrando regenerarlos y aprovecharlos en la producción; si hay un excedente, que se comercialice en sitios diferentes, primero garantizando el autoconsumo y la soberanía alimentaria”.

El doctor Wesley Colin Marshall –académico del mismo Departamento– agregó que los grandes arquitectos de este modelo económico han reaccionado ante la crisis y tratado de aprovecharla para lograr sus metas.

“Cuando hay un mercado que no sirve, se busca una sociedad manipulada a través del manejo de información falsa para defender ese esquema y mientras más se rebaja su funcionamiento, más tiene que hacerlo la comunidad para seguir sosteniéndolo”, argumentó.