Por: Karina Peralta Garrido

Título: El Gran Gigante Bonachón
Saga: Libro único
Autor: Roald Dahl
Ilustrador: Quentin Blake
Editorial: Alfaguara
Páginas: 202

No importa si eres niño, adolescente o un aburrido adulto, los buenos libros infantiles siempre son un deleite. Una significativa cantidad de esas historias son obra de Roald Dahl, a quien podríamos llamar, de forma cariñosa, el Gran Gigante de los cuentos. Este escritor británico es el creador de innumerables y entrañables personajes como Matilda (la niña lectora de los poderes psíquicos), Charlie (el afortunado que consiguió un billete dorado para visitar la Fábrica de Chocolate), o James (el pequeño que vive aventuras dentro de un enorme durazno), y este año se celebra el centenario de su natalicio.

La mejor forma de homenajear a un escritor, es leyéndolo. Es por eso que en esta ocasión hablaremos de una novela para niños que últimamente ha estado muy presente debido a una adaptación a la pantalla grande que llevó el nombre de Mi amigo el gigante y que fue dirigida por Steven Spielberg.

Sofía tiene problemas para dormir. Por más que lo intenta no consigue conciliar el sueño debido a una luz que se cuela en la recámara, cuando al fin se decide a cerrar las cortinas se encuentra con una terrorífica sorpresa: un gigante de extraños rasgos, husmea por la ventana de sus vecinos. El personaje avanza entre las sombras cargando una especie de trompeta y una maleta; se detiene unos instantes, levanta la mirada y sus ojos se encuentran con los de la niña. Segundos después, éste introduce su enorme mano en la habitación y se lleva consigo a la asustada criatura.

Ella termina como una visitante/rehén/polizón en el país de los gigantes, criaturas temibles que se alimentan de ‘los guisantes humanos’. Afortunadamente, su anfitrión no es otro sino el Gran Gigante Bonachón, quien tiene un carácter noble y, aunque se ve obligado a retener a Sofía, no piensa permitir que alguien se la coma.

¿Les suena descabellado? Imagino que sí, pues es el caso. Sólo en un cuento fantástico podrían converger un montón de gigantes antropófagos y la mismísima reina de Inglaterra. Pero, para fortuna de todas las mentes imaginativas, esta historia no es el del tipo que requiere ser sometida a un intenso análisis para conseguir ser comprendida. No, es más bien un relato gracioso, ameno y, un poco, moralista.

“Los guisantes humanos se aplastan entre ellos sin cesar (…). Se disparan cañones y montan en aerioplanos para arrojarse bombas a la cabeza. Y eso, cada semana. ¡Los guisantes humanos no dejan de asesinar a otros guisantes humanos!”, exclama el GGB, en un intento por hacer entender a su visitante que sus semejantes no son los únicos monstruos que habitan el planeta.

Muchos hemos llegado a tener la idea de que los cuentos, son una ingeniosa herramienta para hacer llegar a los niños, alguna que otra fábula que los haga mejores ciudadanos. Esto es parcialmente acertado, pues sí la magia y la fantasía pueden usarse como un recurso para hacer notar los defectos de la naturaleza humana, el error recae en delimitar la edad del público que recibe dichas lecciones.
Roald sufrió los castigos de la estricta educación inglesa, combatió en la Segunda Guerra Mundial y se enfrentó a más de una desgracia familiar. Sin embargo, tuvo el acierto de transmitir la sabiduría que obtuvo a través de estos desafortunados eventos en sus muchos y variados textos.
Es posible acercarse a él, leyendo sus cuentos de intriga y humor negro, crónicas de guerra, novelas de ciencia ficción, o por medio de su trabajo como guionista en Hollywood. Pero, probablemente, su trabajo como autor de libros infantiles es el más meritorio. Así que ya saben, si tienen ganas de una historia que los haga reventar de risa, al tiempo que los hace sentir compasión y les enseña sobre humanidad, el Gran Gigante Bonachón es una buena opción.

El Buen Amigo Gigante – Nuevo Tráiler