• El personal que atendió a pacientes ha presentado mayores rasgos de trastornos obsesivo-compulsivos.

Por: Redacción/

La pandemia de COVID-19 impactó en la variación de las emociones de la población y se mantendrá unos meses más hasta recuperar un estado normal, consideró el doctor César Romero Rebollar, académico del Departamento de Ciencias de la Salud de la Unidad Lerma de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

Sin embargo, “no hay que ser tan alarmista, uno puede entender la salud mental desde presentar ansiedad y depresión o decremento del bienestar psicológico, como lo mide o propone la Organización Mundial de la Salud (OMS)”, precisó en el Ciclo de conferencias Lunes en la Ciencia, organizado por la Coordinación de Extensión Universitaria de la Unidad Iztapalapa y el programa Domingos en la Ciencia de la Academia Mexicana de Ciencias.

Y aunque depende de la medición, mucha de la evidencia descriptiva de cuál ha sido el fenómeno es que “sí hay cierto efecto en la colectividad que va de bajo a medio y que se va a persistir unos meses más hasta regresar a nuestro estado normal”, pero lo interesante es que a raíz de la emergencia ha surgido una serie de cálculos de la salud mental.

“Al menos en psicología estamos tratando de entender la variación de las emociones durante esta contingencia, incluso una línea de investigación de mi interés es el procesamiento tal cual y la experiencia sensitiva, aunque la derivación de la pandemia no puede abordarse como algo general, sino sobre el nivel de exposición a la misma”.

Entonces, los resultados sobre ese aspecto tienen que verse desde aquellas personas que sobrevivieron a la enfermedad o que estuvieron infectadas –la secuela del mismo virus y la interacción sobre el sistema nervioso– encontrando que ha habido un aumento de rasgos de depresión.

Así como la consecuencia indirecta de los sujetos que pertenecen al sistema de sanitario y atienden a los pacientes que aunque no se hayan contagiado han presentado mayores rasgos de trastornos obsesivo-compulsivos, mientras entre la población en general crecieron los trazos de ansiedad, depresión y estrés traumático sin llegar a un nivel clínico, de acuerdo con reportes recientes, refirió en la charla Emociones desde las ciencias cognitivas de la vida cotidiana.

La investigación en ciencias cognitivas aplicadas –apoyada en la psicología y las neurociencias– trata de aproximarse al estado sentimental del individuo en situaciones de la vida cotidiana, a través de la presentación de estímulos que pueden ser imágenes, tareas específicas cuyo objetivo es inducir al procesamiento, también conocido como cognición afectiva.

Desde el punto de vista experimental, lo que se pretende es inducir el fenómeno a partir de la interacción y a través de una computadora y de biosensores diseñados para adquirir la expresión que se está dando de manera espontánea ante la exposición a algunas inducciones.

“Lo interesante es que puede detectarse esta experiencia subjetiva desde las ciencias básicas que pueden funcionar como indicadores de esta emoción cotidiana, aunque la investigación sigue siendo escasa”.

Por tanto, para aquellos especialistas en biomedicina, psicología o neurociencias este es un buen campo de desarrollo académico, apuntó Romero Rebollar en la última charla del Ciclo Lunes en la Ciencia Invierno 2021.