Por: Redacción/

Más de 61 millones de mexicanos, de una población total de casi 127 millones, tienen ingresos por debajo de tres mil cinco pesos mensuales y casi cien millones presentan algún rasgo de pobreza, señaló el doctor José Nabor Cruz, secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).

En la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) expuso que, de acuerdo con la metodología multidimensional del organismo descentralizado que encabeza, la suma de pobres moderados y extremos del país asciende a 52.4 millones.

Sin embargo 21.9 por ciento de los mexicanos, unos 27.4 millones, pueden considerarse no pobres y no vulnerables, lo que quiere decir que el resto padece algún rasgo de pobreza o afronta vulnerabilidad hacia ésta, por lo que “el gran reto desde el Estado, la investigación y la academia es que las políticas sociales vayan engrosando de manera progresiva los niveles de no pobre y no vulnerable”, un indicador que en los últimos diez años subió apenas tres puntos porcentuales, casi “nada, tomando en cuenta el crecimiento demográfico del país, que asciende a casi 127 millones”.

En cuanto a las brechas de la desigualdad, el funcionario expuso que está dividida en deciles entre los ingresos de los hogares más ricos y más pobres, la diferencia entre el primero y el último decil es de 26 veces, en promedio, dijo al participar en el Segundo Seminario Política económica y distribución del ingreso. Pobreza y derechos humanos.

La metodología utilizada por el Coneval permite también estimar las diferencias entre grupos sociales, de manera que 74.9 por ciento del segmento indígena se encuentra en situación de pobreza, contra casi 40 por ciento no indígena en esta misma condición.

“Más alarmante es aun” que 35.6 por ciento de los pueblos originarios de Chiapas y Oaxaca, sobre todo, se encuentra en pobreza extrema, contra apenas 5.6 por ciento de los indígenas del país en situación de pobreza extrema, lo que representa también “una brecha social muy importante”.

Respecto de la población rural –localidades con menos de dos mil 500 personas– y las urbanas –con más de 200 mil– hay un contraste de 55 por ciento, en el primer caso, en situación de pobreza, contra 37 por ciento en el segundo caso.

El titular del Consejo agregó que si se observa a la población de mujeres indígenas en zonas rurales del país, 84.3 por ciento está en situación de pobreza, contra 35.8 por ciento de hombres no indígenas que habita áreas urbanas del país.

El dato es más dramático en cuanto a la pobreza extrema, ya que 45.7 por ciento de las indígenas en zonas rurales vive en situación de pobreza extrema, contra apenas 3.9 por ciento de hombres no indígenas que habitan zonas urbanas del país.

“Parecieran grupos poblacionales no tan visibles, pero hay un problema relevante en cuanto a las brechas sociales de la indígena, sobre todo de las mujeres”, señaló. Además el funcionario de Coneval refirió que prácticamente la mitad de los mexicanos con alguna discapacidad sufre algún nivel de pobreza.

Como parte de la agenda que el organismo se impuso para este año está el contar con indicadores que de manera “más aproximada nos pueda ayudar a pasar de garantizar el ejercicio básico de los derechos sociales a analizar el tema de disponibilidad, calidad y accesibilidad a los derechos sociales”.

A más tardar al inicio del siguiente año el Coneval dará a conocer un sistema de información en desarrollo social con enfoque de derechos humanos, que consistirá en un promedio de 45 indicadores en el ámbito de la educación, salud y alimentación, entre otros, que permitirá complementar el actual enfoque multidimensional de pobreza y ayudará a cuantificar el ejercicio de las garantías sociales.

El doctor Jorge Alberto Pérez, investigador de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, en su ponencia Análisis del desempeño sectorial en la precariedad laboral en México señaló que el crecimiento económico del país desde los años 80 del siglo pasado hasta el primer trimestre de 2019 es en promedio de 2.4 por ciento, “lo que representa una tasa muy baja para una economía en desarrollo como la nuestra”.

En términos de pobreza reconoció que en los últimos diez años ha habido una reducción de tres por ciento; sin embargo “no hemos tenido una mejora” y en el tema de ingreso “por el contrario, se ha incrementado el número de población con vulnerabilidad de ingreso”.

En particular las reformas laborales que se formalizan en 2012, las cuales tienen que ver con esquemas de contratación laboral como contratos de comisiones, de cuenta propia o subcontratación, son mecanismos que se han generalizado en la economía, pero que han producido un “deterioro significativo en la población”, al ver reducidas sus prestaciones laborales, la pérdida de seguridad social, la reducción del salario real y un debilitamiento de los sectores sindicales.

Los mecanismos que condujeron a eliminar los mecanismos de contratación laboral “nos han llevado a que las empresas trasladen los riesgos que asumían plenamente en 1980 hacia los trabajadores, pues son ellos quienes llevan la mayor parte de ese riesgo.

El Segundo Seminario política económica y distribución del ingreso fue inaugurado por la maestra Dolly Espínola Frausto, directora de la División de Ciencias Sociales y Humanidades, quien estuvo acompañada por la doctora Angélica Buendía Espinosa y el maestro Fortino Vela Peón, jefa del Departamento de Producción Económica y coordinador de la Licenciatura en Economía, respectivamente.