• La tutoría tendría que ser un factor de equidad hacia los alumnos y en las universidades, pero esto sería en un marco ideal.

Por: Redacción/

En el contexto de contingencia sanitaria y distanciamiento social es fundamental fortalecer los vínculos pedagógicos, socioafectivos, de comunicación, seguimiento y colaboración entre las comunidades de las instituciones de educación superior, y en ese objetivo, el acompañamiento y las tutorías juegan un papel central, coincidieron especialistas participantes en el foro organizado por la Comisión de Diagnóstico y Estrategia para la Docencia en la Contingencia de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

La doctora Alejandra Romo López, integrante del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, afirmó que los esfuerzos de las instituciones de educación superior en materia de atención a sus estudiantes –vía sus programas de acompañamiento– deben estar reconocidos en sus documentos normativos y, por tanto, los proyectos institucionales de tutorías también deben ser tomados en cuenta como indicadores de calidad.

La directora, hasta 2019, de investigación e innovación educativa de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior sostuvo que las tutorías “no son una ocurrencia ni algo que tenga la libertad de manejarse de manera voluntarista”, sino que reflejan que la organización está aplicando todos sus esfuerzos para mejorar la calidad de los procesos de enseñanza-aprendizaje.

Este planteamiento de reconocerlas no debe traducirse en una serie de reglamentos, sino en incorporar sus funciones en el marco de las actividades de docencia. “Postulamos también que los programas tutoriales sean distinguidos por parte de las comunidades institucionales, como un eje importante en los nuevos modelos de formación universitaria”, que tenga impacto en los procesos de formación y fomente la autonomía de los estudiantes.

Lo anterior requiere una sólida formación de docentes y la garantía de que exista una infraestructura adecuada para la operación oportuna de los planes, apuntó en el Foro Acompañamientos para la formación universitaria y el bienestar integral.

La tutoría tendría que ser un factor de equidad hacia los alumnos y en las universidades, pero esto sería en un marco ideal y “sabemos que la contingencia sanitaria nos tomó por sorpresa” y ha dejado ver las enormes desigualdades e inequidades expresadas, por ejemplo, en el diferente acceso a los medios tecnológicos.

Pese a esas circunstancias ha habido una participación muy significativa de los tutores en acciones como conocer los efectos de la pandemia en los estudiantes y cómo esto restringe sus posibilidades de formación.

Romo López criticó que para muchas universidades lo urgente sea que los estudiantes concluyan de manera exitosa y pasen a los siguientes ciclos, cuando lo más importante es aprovechar las experiencias que ha traído la pandemia y proponer estrategias y acciones como mantener una comunicación más personalizada haciendo seguimiento de alumnos, establecer redes de tutores, intensificar la atención pedagógica, generar programas emergentes, acrecentar el acompañamiento y elaborar materiales con contenidos para las asesorías a distancia, entre otras.

El maestro Raúl Rodríguez Robles, coordinador Divisional de Docencia de la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Unidad Azcapotzalco, coincidió en que la tutoría no es suficientemente reconocida dentro del tabulador “a la que aspiramos para tener una mejora económica”, situación que no ocurre con las actividades de investigación, que suelen ser mejor valoradas.

En ese sentido deben atenderse dos situaciones, por un lado, tratar de sensibilizar y convencer a los profesores de participar en los programas mediante una mejor paga por esa tarea, y por otro, homologar el reconocimiento a ese trabajo, ya que no todas las comisiones dictaminadoras la reconocen como una actividad evaluable.

Además, para involucrar a una mayor cantidad de docentes, propuso que las tutorías se conviertan en una condicionante para la obtención del reconocimiento a la carrera docente.

Refirió que en ese campus hay un programa de atención a alumnos en condición de riesgo de esa División –particularmente de la Licenciatura en Sociología– denominado Al rescate, que busca identificar a aquellos estudiantes que están en una baja reglamentaria debido a que no han logrado acreditar alguna Unidad de Enseñanza Aprendizaje en las oportunidades que tienen definidas o que acumulan un número excesivo de materias reprobadas, entre otros.

La situación de emergencia orilló a una reestructuración del programa de acción tutorial que es el que se tiene como marco normativo y “tratamos de ampliarlas para una población más extensa de alumnos, entre ellos, becados, en conflicto, de asesorías voluntarias e incluso aquellos que tienen trayectorias sobresalientes”.

La licenciada Nelly Ahuacatitan Rodríguez, responsable de la Oficina de Tutoría y Apoyo a la Docencia de la División de Ciencias Básicas e Ingeniería de la Unidad Iztapalapa, expuso que dicha instancia cuenta con un modelo que hace un esfuerzo por identificar las problemáticas del alumnado y reconocer los tipos de acompañamiento para atenderlo.

Las diferentes problemáticas planteadas por un amplio número de estudiantes se han podido agrupar en cuatro líneas de acción que “deben ser estudiadas en amplitud y profundidad distintas para cada persona”.

Éstas son la consejería, en la que personal especializado considera necesidades de índole psicopedagógico o legal encaminadas a resolver temas particulares, en ambientes de confianza y confidencialidad; las asesorías, en las que se ofrece apoyo por parte de profesores o alumnos más avanzados para resolver dudas y peguntas sobre contenidos específicos de alguna materia.

La orientación, en la que se atiende preguntas relacionadas con trámites y procesos de tipo administrativo, y la tutoría, que es el acompañamiento por parte de profesores de licenciatura a alumnos para facilitar su proceso de inserción a la vida académica y apoyar en la construcción de su devenir académico para ayudar al logro del perfil de egreso.

Con todos estos avances es preciso reconocer que se requiere un marco institucional que guíe y fortalezca el trabajo tutorial y brinde una guía específica para la formación de especialistas en la materia.

En esta mesa participaron también los maestros José Ramón Hernández Rodríguez, jefe del proyecto Acompañamiento a la Trayectoria Académica de Alumnos de la Unidad Xochimilco, y Sara Cruz Velasco, profesora de tiempo completo y orientadora educativa de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), así como el doctor Marco Antonio González Pérez, de la FES Iztacala de la UNAM.