Por: Belen Medina/

La iniciativa del gobierno de México contra el robo de combustible, tuvo sus primeros reportes de cierre de gasolineras en la Ciudad de México (CDMX) el 8 de enero del presente año, y junto con el desabastecimiento los índices de contaminación del aire en diversas partes de la CDMX comenzaron a bajar de manera significativa, esto mejoró la calidad del aire, lo que resultó beneficioso para la salud de todos los citadinos.

La mala calidad del aire daña principalmente las vías respiratorias, agrava problemas como asma, bronquitis, pulmonía, cáncer y problemas cardiovasculares. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en México mueren 18 mil personas al año por la mala calidad del aire.

Actualmente el principal problema de salud pública son las partículas suspendidas (PM10 Y PM2,5) generadas en su mayoría por la quema de combustibles en los automóviles. Estas partículas son material sólido o líquido que se encuentra en el aire de forma diminuta y que al inhalarlos de manera constante causan problemas cardiovasculares, respiratorios e incrementan el riesgo de mortalidad.

La Dirección de Monitoreo Atmosférico de la CDMX estima que el 60% de la contaminación que se produce en la ciudad es generada por la combustión de gasolina, diésel y materiales utilizados para el funcionamiento de transportes. Tan solo en la CDMX existe un parque vehicular de 5 millones.

Y aunque no todos los automóviles contaminan de la misma manera la quema de diésel y gasolina, así como el uso de lubricantes y aceites emiten contaminantes como el dióxido de carbono (CO2), el monóxido de carbono (CO), óxido de nitrógeno (NOx), hidrocarburos no quemados (HC), compuestos de plomo, anhídrido sulfoso y partículas suspendidas, todos muy dañinos para la salud.

Hay personas más vulnerables a sufrir daños por la contaminación del aire, entre ellos están los niños, las mujeres embarazadas, las personas que sufren enfermedades crónicas respiratorias y los ancianos.

La quema de combustibles no solo daña la salud, también contribuye al efecto invernadero, el cual provoca el aumento de la temperatura en la atmósfera. Uno de los principales gases que causan esto es el dióxido de carbono, del cual en la CDMX se emiten 20.9 millones de toneladas de las cuales el 81% son causadas por transportes.

El 11 de enero cuando el desabasto estaba en la ciudad Claudia Sheimbaum informó que el transporte público registró un incremento en su número de usuarios. Aunado a eso, el índice de calidad del aire más alto registrado en ese día fue de 108 puntos en PM 10. El 14, cuando el desabasto afectó a gran parte de la CDMX, el punto máximo en la zona noreste se registró en 52.

En la ciudad se comenzó el año con contingencia ambiental, alcanzado hasta 166 puntos en el índice de la calidad del aire en algunas partes del noreste de la CDMX. Que los usuarios dejaran de utilizar el automóvil por el desabastecimiento de gasolina y utilizaran más el transporte público por unos días, contribuyó a mejorar la calidad del aire, logrando que en varios días el índice máximo de la calidad del aire estuviera por debajo de los 100 puntos, contribuyendo así a la salud y al medio ambiente.