• El primer antecedente moderno de colegiación o asamblea especial entre los gobernadores estatales surgió el 23 de octubre de 1999, en Tlaxcala, cuando se constituyó la denominada Anago integrada en su mayoría por gobernadores del PRD.

Por: Israel Mendoza Pérez-@imendozape/

La alianza federalista dejó de ser un contrapeso político para la cuatroté y perdió la oportunidad de convertirse en una plataforma para contender en la sucesión presidencial. Ahora, los gobernadores regresaron a la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) y se encuentran mermados en su opinión y el PRI fue tímido para respaldar la iniciativa de los 10 gobernadores y sostenerla.

Tanto, el priista Alejandro Moreno, como Marko Cortés y Jesús Zambrano sufrieron disfunción política y carecieron de fuerza en sus partidos para darle más impulso a la Alianza Federalista. No vieron más allá de lo político. Las derrotas electorales de 2021 en los estados no las superaron. Esa es parte de su responsabilidad.

Y es que fue Diego Sinhue Rodríguez, mandatario guanajuatense, quien pintó de cuerpo entero lo que fue esa amalgama de gobernadores: “la alianza federalista está un poco desdibujada, muchos ya se fueron, los que estamos ya no sabemos si estamos o no estamos ni qué pasó con ella”.

El primer antecedente moderno de colegiación o asamblea especial entre los gobernadores estatales surgió el 23 de octubre de 1999, en Tlaxcala, cuando se constituyó la denominada Asociación Nacional de Gobernadores (Anago) integrada en su mayoría por gobernadores del PRD. Los objetivos de esa asociación fueron impulsar el desarrollo regional y proponer a la Federación nuevos esquemas de interrelación entre el gobierno federal y los ejecutivos estatales. Sin embargo, en esta nueva etapa ya se dio la fisura.

Ahora, las condiciones son otras y la Conago, creada el 13 de julio de 2002, a decir de los disidentes el modelo se agotó. Así que las condiciones de división ya empezaron a mostrarse. Los integrantes de la Alianza Federalista se autodenominaron como un contrapeso a las decisiones de la federación. La separación llegó debido a la visión maniquea de la cuatroté que sabe restar y por añadidura atomizar a sus adversarios. Pero en menos de dos años, ya sin fuerza no salió un gobernador de ese grupo para erigirse como presidenciable.

Ahora, en este año los partidos opositores se mantienen débiles y no supieron capitalizar el alcance que significaba la Alianza Federalista. Lo que viene es una serie de traiciones por parte de gobernadores que aprendieron a coquetar con el partido en el poder y traducirlo en beneficios futuros.

Omar Fayad pertenece a esa generación de políticos capaces de traicionar. Nunca perteneció a la Alianza Federalista porque Alito no supo darle la lectura a la alianza de gobernadores y por el otro por que venía un escenario de aplanadora por parte de Morena.

Tanto Hidalgo como Coahuila, son las entidades que el PRI no ha perdido en casi un siglo, el dirigente priista, Alejandro Moreno, reclamó públicamente a Fayad porque “a lo largo de los últimos años ha demostrado su sumisión y entreguismo con el poder”.

Mientras que Miguel Ángel Riquelme fue de los integrantes de la Alianza Federalista, pero se movió con independencia y ahora sin un frente de apoyo con otros gobernadores dará la pelea por su cuenta.