• La elección para el 31 de enero de 2022 va de afuera hacia dentro y debe ser a la inversa, pues se corre el riesgo de permitir perpetuidades en el Comité Ejecutivo General.

Por: Israel Mendoza Pérez-@imendozape/

La secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, está a punto de caer en las trampas del habilidoso dirigente del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), Manuel Limón y sus 36 cómplices incrustados en las dirigencias seccionales del sindicato petrolero del país.

La elección para el 31 de enero de 2022 va de afuera hacia dentro y debe ser a la inversa, pues se corre el riesgo de permitir perpetuidades en el Comité Ejecutivo General (CEG).

Para garantizar unas elecciones sin sospechas de trampas, primero se debe elegir al CEG y luego a los dirigentes de las seccionales. Sin embargo, los procesos locales iniciaron en cuatro etapas que inician en este mes hasta la primera quincena de diciembre previo a la elección nacional. Y va en sentido contrario. Todo por tener en el limbo los estatutos generales ya que son interpretados los de 2005 y los de 2019 al antojo y conveniencia de los dirigentes seccionales. Donde las bases se convierten en rehenes de un vacío de información y víctima de acuerdos cupulares. Como siempre.

Luisa María Alcalde va a una elección en la que le puede salir costoso en lo político y hasta en reputación. Va con urnas electrónicas pero la jornada electoral en las secciones serán en las instalaciones de Petróleos Mexicanos y ahí estarán los liderazgos sindicales afines al añoso dirigente Carlos Romero Deschamps. La intimidación al pie de las urnas.

Los vicios en el sindicato petrolero se encuentran enraizados. Los antecedentes que se tienen por parte de los grupos opositores a la dirigencia del STPRM son enfrentamientos y amenazas. En la sección 31 de Coatzacoalcos Veracruz, la dirigencia está sostenida desde el poder de Manuel Limón. Es dirigida por Edith Carrillo Díaz, las amenazas a los disidentes y la perpetuidad en la dirigencia es la normalidad.

Así, se ha documentado casos en los que, bajo amenazas, los dirigentes sindicales mantienen el control. Alfredo Mier y Concha dirigente de la sección 35 en Tula Hidalgo, es el ejemplo más claro de un manejo caciquil y de excesos de un líder que pertenece al núcleo de intocables arropados por Manuel Limón.

En la histórica Sección Uno del sindicato petrolero, en manos del dirigente Esdras Romero Vega, también han trabajado en contra de la democracia sindical. Ese es uno de los dirigentes más cercanos a Manuel Limón por la cantidad de intereses económicos que emanan de esa sección. Y la forma de operación es similar.

Esas estructuras de poder crecidas a lo largo de 26 años de cacicazgo de Romero Deschamps es lo que no tiene en sus manos la secretaria del trabajo y deja en manos de funcionarios viciados por ello se ha permitido que se tolere una serie de irregularidades en este proceso electoral interno de los petroleros.

La democratización del sindicato petrolero puede quedar corta. Y sólo unos destellos en unas cuantas secciones sindicales pueden ser los logros de los trabajadores petroleros, pero por parte de Luisa María Alcalde sólo se trata de un mero trámite y de órdenes que sólo obedece de Palacio Nacional ya que ella no está involucrada.