Autor Arnulfo Roque Huerta/ 

Ser parte de la máxima casa de estudios es un verdadero orgullo, recorrer Ciudad Universitaria es una experiencia única, ver el escudo universitario hace palpitar el corazón, observar el puma imponente, audaz y su andar seguro motiva y da identidad universitaria; ver los murales, los edificios y los espacios culturales nos da la seguridad de tener una de las universidades más importantes a nivel mundial y sobre todo no hay manera de describir lo que siente el alma y el cuerpo cuando vociferamos: “Por mi raza hablará el espíritu”.

Pero ello hoy me siento indignado, triste y decepcionado al saber que este gran recinto de conocimiento se está contaminando con delincuentes, armas y sobre todo drogas (aunque lamentablemente esto no es nuevo). Hace unos días las noticias informaban sobre una balacera al interior de la UNAM, el motivo: el enfrentamiento entre grupos delictivos, específicamente distribuidores de drogas; por supuesto que estas noticias involucrando a repartidores de narcóticos son el día a día del país pero que ahora sea al interior de la más importante universidad del país debe encender los focos rojos.

A diferencia de lo que muchos creen yo estoy seguro que las autoridades policiales no pueden modificar esto pues primeramente la autonomía de la casa de estudios los limita demasiado, más aunque no hubiese tal autonomía de cualquier forma no podrían hacer nada, para muestra de esto la actualidad de nuestro país, el cual tiene perdida la falsa guerra contra el narco; las autoridades universitarias no tienen los recursos, ni la idea, ni la capacidad de detener este fenómeno de miedo ¿Entonces quién podrá?

La respuesta es simple, obvia y comprometedora: los únicos que pueden para esto es la misma comunidad universitaria, los verdaderos universitarios, quienes sí aman su alma matter, quienes buscan un mejor país, quienes se duelen junto conmigo de que la UNAM se esté llenando de escoria, quienes vemos la problemática como un cáncer que busca matar una gran fuente de conocimiento, de progreso y superación, quienes deseamos ver a la UNAM limpia, imponente e inquebrantable así como la vislumbró José Vasconcelos, que es justo para lo que fue fundada.

Hay en las redes un video donde un estudiante universitario se da cuenta de la venta de narcóticos al interior de CU, por lo cual confronta al vendedor con una frase que me impactó y me hizo llenar de orgullo al darme cuenta que todavía hay jóvenes queriendo erradicar la problemática; el chico se acercó diciendo en alta voz: ¡Aquí no, aquí no! Sin duda esto lo pone en riesgo, por ello enfrentar a esta gente es algo que no recomiendo, pero sí CONVOCO a cada universitario a acuñar la frase: “Aquí no”, cuando sean testigos del vandalismo, del saqueo, de algún robo, de la intimidación, del soborno o de la comisión de cualquier delito no solo en Ciudad universitaria sino en cualquier campus y facultad perteneciente a la UNAM, haciendo campañas para evitar el consumo de drogas y el delito al interior de la universidad.

Claro que es posible impedir que algún compañero se enganche en el mundo de las drogas, es posible causar consciencia en alguien que no por casualidad tiene un lugar en la universidad, es posible recuperar el recinto y honrar a sus fundadores, es posible arrebatarle el futuro de México al infierno de la drogadicción y a la comisión de delitos. Repito, no podemos combatir a los productores pero podemos mermar el consumo si se acaban los compradores; enfrentemos el problema no con armas pues ellos en eso no tienen rival, pero enfrentémoslo con lo que nos da el mote de universitarios, con inteligencia y sabiduría pues en esto los superamos por mucho

Hoy es momento de no solo decir nuestro lema sino de vivirlo, de tatuarlo en nuestra alma y corazón, de no solo hablar sino actuar por nuestra raza y dejar que el Espíritu reclame el propósito y destino de cada joven, de cada estudiante, de cada mexicano, de dejar al Espíritu hablar por nuestra raza que siempre se ha caracterizado por salir adelante, por enfrentar las desgracias y superarlas saliendo siempre triunfantes. Hoy es momento de mostrar por qué somos parte de la UNAM, recuperemos nuestra casa y digamos fuerte y claro para que todos escuchen: “POR MI RAZA HABLARÁ EL ESPÍRITU”.

Concluyo con una frase obviamente de José Vasconcelos: “La cultura engendra progreso y sin ella no cabe exigir de los pueblos ninguna conducta moral”.