Por: Redacción/

Ser profesor en este país cada vez es más complicado, poco motivador y para algunos hasta frustrante y es que parece que los gobiernos de México se empeñan en que la educación vaya de mal en peor: inventan cosas, cambian reglas, intentan encontrar el hilo negro, engañan a una población estudiantil que cada vez se encuentra más lejos de obtener una verdadera educación y adquirir conocimientos que sean de utilidad no solo para un momento sino para toda la vida y que les de la habilidades de enfrentarse a una vida real que pese a lo que diga el Presidente muestra un panorama poco alentador.

Pues bien, resulta que no sé a quién o a quiénes se les ha ocurrido una maravillosa forma de tener estudiantes de buenos resultados, pero no crean ustedes que porque hayan creado un excelente sistema educativo sino todo lo contrario; quisiera describirles toda la genial idea de la que les hablo pero por cuestión de espacio, tiempo (y sobre todo respeto) sólo les diré que lo único que logrará es una mediocridad total, pues están buscando de todas las formas posibles que el alumno apruebe con el mínimo esfuerzo. ¡No, esperen! ¿Dije esfuerzo? Pues no… rectifico, de hecho el esfuerzo tendrá que brillar por su ausencia.

Así es queridos lectores cuando menos en educación básica el profesor tendrá que buscar las formas para que sus alumnos acrediten y si éstas no existen, pues tendrá que inventárselas y si no tiene la capacidad de inventar pues de todas formas lo deberá promover al siguiente nivel. Sí, ya sé que eso muchos docentes lo practicaban desde hace tiempo (pero al menos lo disimulaban, trataban de ocultarlo ante las autoridades educativas o padres de familia) pero en este nuevo sistema y bajo este nuevo régimen toda esta farsa está permitida y además es obligatoria.

Con esto no intento desanimar a los alumnos o a los padres de familia y mucho menos a mis colegas docentes; al contrario, quiero invitarlos a tomar esta situación como un nuevo reto para quienes si estamos interesados en la educación. Es verdad que, como lo dije al principio, ser profesor es cada vez más complicado (eso no podemos dudarlo) pero también es real que los buenos profesores siempre han superado cualquier obstáculo, llámese alumnos problemáticos, padres solapadores, modelos, reformas, trabajo administrativo, etc.

Estoy seguro que esta vez también podremos salir adelante; mi invitación es a continuar con nuestra labor docente, a no solo presentarles a los estudiantes un plan de estudios sino a estudiar con ellos para presentarles un plan. ¿Y cuál es ese plan? El no permitir que los hagan caer en la mediocridad de pensar que acreditar el curso es lo mismo que acreditar conocimiento; el plan es darles herramientas no solo calificaciones; el plan es que el sistema que busca un país ignorante se encuentre con un país de jóvenes pensantes; el plan es vencer su plan para que se den cuentan que ya nos dimos cuenta de su absurdo plan… (No es un trabalenguas).

No nos preocupemos tanto por calificar al alumno sino por que el alumno aprenda a calificarse a sí mismo, a su contexto y a su realidad y así, él mismo entienda lo que le conviene, lo que en verdad le es de importancia, a no quedarse solo con los datos que se le ofrecen sino a convertir estos en información, la información en aprendizaje y el aprendizaje en inteligencia, en criterio propio, en análisis, en una sana inconformidad que lo lleve a buscar siempre más.

Este es un tiempo clave para los docentes que queremos impactar a los estudiantes, apasionémonos más por nuestra importante labor, no nos contagiemos de la apatía, el conformismo y la frustración, por el contrario pensemos que siempre que se logra impactar a un alumno vencemos estos antivalores y no solo en esta generación sino a la que dicho alumno se encuentre en su andar; profesores impactemos y no nos dejemos impactar pues aunque el escenario se muestra poco prometedor lo que en verdad importa son los protagonistas de la obra, así que manos a la obra y adelante con este nuevo reto.