Científicos de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala y de la Unidad Mazatlán del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la Universidad Nacional, descubrieron dos especies nuevas de un grupo de invertebrados poco conocidos por la ciencia: los crustáceos peracáridos marinos, a los cuales se les dio el nombre de la UNAMy del Buque Oceanográfico “El Puma”.

Las dos especies nuevas para la ciencia a escala mundial se denominaron Mysidum pumaey Trischizostoma unam, refirieron Ignacio Winfield y Manuel Ortiz, de la FES, como un homenaje no sólo a la embarcación que permite realizar investigaciones en el Pacífico mexicano, sino a esta casa de estudios, por su apoyo a las actividades científicas y de difusión de la cultura.

Los peracáridos marinos tienen valores altos de abundancia y una distribución amplia en el piso oceánico. Con cerca de 25 mil especies, intervienen en las cadenas alimenticias (como alimento para otros organismos mayores), son indicadores de contaminación ambiental, parásitos, vectores de enfermedades y, en ocasiones, especies invasoras, explicó Winfield.

Por lo general se conoce a los crustáceos más grandes, como las langostas o los camarones, pero hay un grupo que presenta características diferentes y de los cuales se sabe poco. Tanto o más abundantes que los de mayor desarrollo, los peracáridos en general pueden medir tan solo dos milímetros y no sobrepasar los dos centímetros, aunque existen algunos casos de gigantismo en aguas profundas.

Habitan desde los polos hasta el Ecuador, y desde la superficie del mar hasta las grandes profundidades, cerca de los ocho mil metros. “Su diversidad es tan amplia que tenemos la oportunidad de encontrar muchas especies nuevas”, precisó Ortiz.

Las hembras, expuso, poseen estructuras que se convierten en el llamado marsupio, donde llevan los huevos, las larvas y los juveniles hasta el momento en que los liberan al mar. Dependiendo del grupo pueden vivir alrededor de un año, y en el trópico cuatro o cinco meses.

Los crustáceos peracáridos incluyen 11 grupos de especies, entre los cuales los anfípodos, isópodos, cumáceos, lofogástridos, tanaidáceos y misidáceos son los más abundantes y diversos. Estos últimos se caracterizan por tener el cuerpo parecido al de un camarón comercial, pero mucho más pequeño. “Se les llama camarones opuestos, porque las hembras llevan los huevos bajo el pecho, mientras que los comerciales los cargan en el abdomen”.

Ignacio Winfield y Manuel Ortiz.

El descubrimiento

Durante el tercer curso “Actualización en el conocimiento de los crustáceos peracáridos marinos en México”, organizado por los académicos de la FES Iztacala, en colaboración con Michel E. Hendrickx, del ICMyL Mazatlán, en 2013 fueron recolectadas muestras de peracáridos en el muelle del buque “El Puma”.

En esa actividad, a la que asistieron alumnos de Venezuela, Colombia, Guatemala, Brasil y México, se revisaron muestras de peracáridos, recolectadas previamente por M.E. Hendrickx del mar profundo (a más de 500 metros de profundidad) en la embarcación universitaria, en el golfo de California y frente al suroeste de México, durante las campañas oceanográficas TALUDI.

“Después de un análisis taxonómico de los ejemplares, se descubrió que eran dos especies nuevas de crustáceos peracáridos para la ciencia a nivel mundial”, dijo Ignacio Winfield.

Trischizostoma unam fue encontrada a mil 400 metros. Se trata de una especie de anfípodo de mar profundo, obtenida en un trineo de arrastre. Estos organismos son ecto-parásitos de peces y carroñeros y se alimentan de desechos biológicos, señaló.

En tanto, expuso Manuel Ortiz, Mysidum pumae es apenas la octava especie de su género, que se distribuye exclusivamente en mares de la América tropical.

Ambas se llevaron al Laboratorio de Crustáceos de la FES, donde se trabajaron y procesaron; entonces se comprobó que eran nuevas, mediante microdisección de las piezas bucales y de otras estructuras corporales.

Luego se depositaron en la Colección Regional de Invertebrados Marinos del ICMyL en Mazatlán y, en el caso de Mysidum,  también en la Colección Nacional de Crustáceos del Instituto de Biología de la UNAM. Los hallazgos se publicaron en la revista Journal of Marine Biological Association of the United Kingdom.

Manuel Ortiz destacó que el descubrimiento de Trischizostoma unam es un tesoro en relación con el estudio de las aguas profundas. “Debe costar entre mil y dos mil dólares la hora en cada expedición del buque; se requiere equipo, tiempo, dedicación y tripulación especializada”.

Para lanzar los equipos de muestreo, alcanzar el fondo marino y obtener las muestras se necesitan horas de trabajo, en función de la corriente del mar y del estado de tiempo. Es una labor espectacular, calificó.

Los científicos agradecieron el financiamiento de la Dirección General de Asuntos del Personal Académico, de la FES Iztacala, de la Unidad Mazatlán, así como la coordinación del CTIC por facilitar tiempo de uso del buque y el trabajo de la tripulación de “El Puma” durante el crucero, y a la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad Autónoma de Sinaloa, sede del curso referido, en 2013.