Por: Carolina Carrasco

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) presentó el informe del caso Iguala en el Centro Nacional de Derechos Humanos (CENADEH), sobre el ataque y desaparición de los normalistas, donde el titular de la Oficina Especial para el Caso Iguala, José T. Larrieta Carrasco, dio los detalles sobre la autopsia de Julio César Mondragón Flores, estudiante de la normal rural de Ayotzinapa que perdió la vida el 26 de septiembre, cuando sus 43 compañeros desaparecieron.

En conferencia de prensa, Larrieta puntualizo que, según el expediente integrado, se determinó que la causa de la muerte del estudiante fue un traumatismo cráneo encefálico, y no un arma de fuego, desechando la teoría de que una bala se hubiera utilizado para matarlo .

Cabe destacar que Julio César Mondragón estaba con los estudiantes desaparecidos, en la caravana de vehículos interceptada por policías municipales.

 

Larrieta dio a conocer que existen contradicciones con la primer necropsia realizada a Julio Cesar; en dicho expediente se refiere que las heridas de Julio César fueron hechas por un objeto filoso, agregando que “Miembros de un grupo delictivo” le dieron muerte.

Se dijo que el estudiante fue víctima de tortura física, y sometido por más de un victimario, pese a intentos de defensa y forcejeo; en total, Mondragón sufrió 64 fracturas, en 40 huesos de cráneo, cara, tórax y columna vertebral.

 

La multiplicidad de sus lesiones refiere a que se trató de más de un victimario, apuntando a que otros 11 delincuentes tendrían que responder por el delito de tortura, añadió Larrieta, informando que Víctor Hugo Benítez es uno de los implicados en la tortura y homicidio.

El titular de la oficina para el Caso Iguala confirmo que se ha hecho llegar a la PGR una copia certificada del dictamen pericial, sin hacerla pública, para no afectar los resultados.