Por: Redacción/

Un método innovador para hacer atlas de riesgos metropolitanos, donde se analizan los peligros y daños a las urbes y sus poblaciones desde una perspectiva integral, que detalla el origen y problemática de los riesgos, fue realizado por un grupo de especialistas del Instituto de Geografía (IGg) de la UNAM.

Se trata de un proyecto piloto que integra la problemática territorial, física y urbana de nueve municipios de Jalisco, incluida Guadalajara, segunda ciudad más grande de México, y fue realizado para el Instituto Metropolitano de Planeación (IMEPLAN) de la capital jalisciense.

“Menos de la quinta parte de los municipios del país tienen atlas de riesgos, aunque poco más del 60 por ciento de la población de toda la nación vive en alguna de sus 74 zonas metropolitanas”, afirmó Manuel Suárez Lastra, director del IGg.

En conferencia de medios en el auditorio del edificio anexo del IGg, resaltó que hacer atlas de riesgos metropolitanos no sólo resuelve un problema asociado con la territorialidad del riesgo y de los peligros, “también el que tiene que ver con el financiamiento, pues es mucho más barato y efectivo hacer un atlas metropolitano, que uno por cada municipio”.

Vulnerabilidad

Víctor Orlando Magaña Rueda, investigador del IGg y colaborador del proyecto, destacó que los atlas tradicionales de riesgos incluyen mapas que indican cuáles son los peligros, pero rara vez tratan el tema de la vulnerabilidad.

En esta propuesta metodológica el objetivo es entender cómo funciona el sistema, por eso se analiza toda el área metropolitana en su conjunto.

Un desastre, detalló, se entiende como un evento que causa daños significativos y pérdidas de personas o pertenencias humanas. En los países en desarrollo, las pérdidas materiales y humanas pueden ser alarmantes, pues las acciones de prevención son por lo general limitadas o inexistentes.

“Un buen diagnóstico de riesgo debe permitir una gestión adecuada. Los atlas de riesgos son parte de la estrategia de gestión de riesgo de desastre”, remarcó.

Magaña informó que los diagnósticos de riesgo que se presentan en este instrumento, actualmente en fase piloto, definirán muchas de las acciones de comunicación entre autoridades y población, y llevarán a una mejor gestión preventiva.

“Si soy capaz de modelar una inundación, podré encontrar las causas y, a partir de ellas, las soluciones. De eso se trata exactamente un atlas de riesgos”, detalló.

Por su parte, Naxhelli Ruiz Rivera, secretaria académica del IGg e investigadora del proyecto, indicó que los atlas de riesgos no tienen una sola función. Se pueden diseñar para la protección civil y la gestión de las emergencias, pero también para procesos de planeación urbana y autogestivos de riesgos.

“Lo que proponemos es generar productos que logren que los usuarios hagan una decodificación, comprensión y apropiación del conocimiento que está integrado en el atlas”.

Cecilia Izcapa, del Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED), se refirió al Atlas Nacional de Riesgos, una herramienta para la toma de decisiones, que contiene los atlas estatales y municipales de riesgos. “Son más de nueve mil capas de información con aspectos naturales del territorio, escenarios de riesgos, vinculación en tiempo real con organismos de sismología o de incendios forestales.

“Vemos al Instituto de Geografía de la UNAM como un aliado para seguir avanzando en el tema, y agradecemos esta nueva metodología que hoy ofrecen”.

Por último, Suárez Lastra destacó que los atlas de riesgos deben ser públicos, pues la población debe saber a qué peligros está expuesta. “Eso tiene un efecto en la reducción de riesgos. Si sabemos a qué peligros estamos expuestos, tenemos mucha más oportunidad de actuar”.

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