Por: Redacción/

En la modernidad, el ruido es un problema complejo que necesita de acústicos profesionales que adapten y apliquen sus conocimientos para contribuir al desarrollo tecnológico sustentable, respetuoso del medio ambiente y socialmente justo, alertó Rafael Trovamala Landa, académico e investigador de la Academia de Mecatrónica de la Unidad Profesional Interdisciplinaria en Ingeniería y Tecnologías Avanzadas (UPIITA), del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

En este Día internacional de la lucha contra el ruido, que se conmemora cada último miércoles de abril con el propósito de alertar a los ciudadanos sobre los riesgos de la sobreexposición a ambientes acústicamente violentos, el doctor en Ciencias subrayó que en México no se ha logrado comprender el impacto que tiene el ruido sobre múltiples aspectos en la calidad de vida: salud física, mental y emocional.

“Un ejemplo de ello es la recuperación de la salud, como consta en estudios realizados en la Clínica Mayo, donde se encontró que retrasa el proceso de recuperación de los pacientes durante la hospitalización, ya que los ambientes ruidosos, producen alteraciones del sueño, aumentan la percepción del dolor, la ansiedad y el estrés”, detalló.

Añadió que al actuar sobre el sistema nervioso autónomo, la respuesta al ruido es de alerta involuntaria, un suceso estresante que se conoce como “pelear o huir” y cuando eso sucede los neurotransmisores generan hormonas como el cortisol, la noradrenalina y la adrenalina al tiempo que se inhiben otros neurotransmisores que favorecen a la concentración.

El también ingeniero en Comunicaciones y Electrónica por la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME), Unidad Zacatenco, indicó que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), existen suficientes evidencias de estudios epidemiológicos a gran escala que vinculan la exposición de la población al ruido ambiental y sus efectos adversos para la salud, por lo tanto el ruido ambiental debe de ser considerado no sólo como causa de molestias, sino como motivo de salud pública y ambiental.

Trovamala Landa lamentó que en el país existan normas mexicanas y oficiales que no cumplan con el propósito para el que fueron creadas, como son las de automóviles nuevos que salen de planta o que están en circulación, motocicletas, ferrocarriles y para el ruido aéreo, en las que incluso se puede encontrar homologación de certificados de origen, pero en la práctica hay muy pocas o ninguna medición realizada, lo que da cuenta de un estadio de absoluta ignorancia de la acústica en México.

El científico politécnico destacó que los profesionales de la acústica deben convertirse en intérpretes tecnológicos de los desarrollos existentes para adaptarlos y aplicarlos en beneficio de nuestra sociedad.

“Como sucede con la reglamentación de España con la que se ha conseguido que los constructores contemplen aislamientos entre las viviendas del mismo edificio; en Chile ésta obliga a especificar cuáles son los índices de reducción acústica que deben tener las casas y departamentos; por ejemplo, en Canadá las aulas de los escolares de primer grado son construidas basadas en una relación señal a ruido de 20 decibeles (dB), mayor a la de 12 dB, que establece la norma internacional”, detalló.

Finalmente, hizo un llamado a los politécnicos para conformar una comunidad organizada de acústicos activos, comprometidos con las necesidades de este país y enfrentar desde varios frentes el complejo problema del ruido. “El reto es pensar que la modernidad debe ser vista de una manera compleja y complementaria donde en lugar de ser antagónicos: ruido, acústica y progreso, formen parte de un solo concepto armónico”.