Por. Redacción/

El Estado no cuenta con cifras o datos oficiales sobre las personas que han sufrido de violencia sexual porque no posee los instrumentos adecuados para obtenerlos, lo que hay son estimaciones, por lo que es la sociedad la que debe involucrarse en la transformación de sus espacios sociales, señaló la doctora Eva Raquel Güereca Torres, coordinadora de Bienestar Universitario y Género de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

La académica de la Unidad Lerma indicó que la violencia en el noviazgo o en el espacio doméstico está comenzando apenas a ser condenable judicial y socialmente, gracias al reclamo de distintos movimientos feministas liderados por jóvenes en las calles y en las redes sociales.

Durante la ponencia Acoso y hostigamiento sexual en las universidades, la académica del Departamento de Ciencias Sociales refirió que se trata de fenómenos patológicos asociados en forma directa a la violencia estructural que envuelve al país y las Instituciones de Educación Superior (IES) al igual que otros sitios no son ajenas a este contexto.

En primera instancia “se aprende y reproduce como parte de la influencia patriarcal, un modo de organización donde lo femenino queda subordinado a lo masculino, sobre todo en la transmisión de conocimientos. Así, las relaciones intragenéricas e intergenéricas las establecemos sobre ese paradigma androcéntrico, por ejemplo, cuando en la publicidad se coloca como objeto el cuerpo de la mujer”.

La especialista en teoría feminista apuntó que el entorno escolar debe ser comprendido como un lugar donde también se construyen y entrelazan aquellas relaciones de poder manifestadas en discursos incluyentes o excluyentes, “desde el preescolar hasta la educación superior los actores llevan hasta esos sitios de enseñanza las propias condiciones de desigualdad en las que están inmersos”.

La violencia sexual es toda aquella forma física o psicológica que daña u obliga a una persona a cometer actos sexuales contra su voluntad; la institucional es aquella perpetrada por docentes que mediante discriminación impiden el desarrollo de los alumnos al disminuir su autoestima, afectando incluso su salud e integridad. Sin embargo, acotó, “los profesores siempre deben ser respetuosos dentro y fuera del aula”.

La investigadora aclaró que el acoso y el hostigamiento sexual se diferencian porque el primero es ejercido entre pares mediante acercamientos eróticos, casi siempre en contra de las mujeres. El segundo se realiza con individuos que sostienen una relación jerárquica, por lo que “es esencial saber utilizar bien los términos para denunciar una conducta inapropiada”.

Güereca Torres sostuvo que si bien la UAM carece de protocolos específicos para prevenir y atender la violencia de género, sí existe un reglamento estudiantil que señala faltas que son castigadas ya sea para estudiantes o docentes, por lo que “si estos procesos no son seguidos por las universidades, entonces éstas se convierten en cómplices de esos acosadores y están cometiendo violencia institucional al obstaculizar e impedir el ejercicio de los derechos humanos”.

“Las IES tienen la obligación de actuar de manera activa en la prevención, sanción y erradicación de la violencia contra las mujeres, ya que investigaciones recientes han señalado la necesidad de poner atención en la cultura organizacional o clima laboral, en las oficinas administrativas”.

Del tal forma que si alguien coloca, domina, somete, pone en posición de desigualdad o vulnerabilidad a otra persona, sea ésta una jefa o jefe, debe ser sancionado, incluso removido de su cargo, sentenció la especialista.

En la inauguración de la Primera Jornada informativa sobre acoso sexual y hostigamiento sexual en las universidades el doctor Álvaro Julio Peláez Cedrés, secretario de la Unidad Cuajimalpa de la UAM, felicitó a los jóvenes por instar a la comunidad universitaria a informarse y actuar en torno a esta problemática social.

“Una de las funciones de la universidad pública es formar ciudadanos capaces de entender un asunto grave que se ha extendido en todo el mundo y en nuestro país, por lo que nos parece importante que nuestros alumnos no sólo lo estudien sino que también hagan propuestas”.

A la actividad acudió también el maestro Octavio Mercado González, director de la División de Ciencias de la Comunicación y Diseño, y la licenciada Vanessa Núñez, representante del equipo de proyecto terminal y organizador de la jornada, así como alumnos y profesores de la Maestría en Diseño, Información y Comunicación (MADIC).