Por: Redacción/

Las actividades lúdicas y la comunicación son algunas estrategias comunitarias que “pueden ayudarnos a hacer frente al confinamiento” establecido para evitar la propagación del COVID-19 en México, apuntó el maestro Roberto Salazar Guerrero, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

La ansiedad y la angustia disminuirán al “hablar sobre cómo nos sentimos, porque esto nos recordará que no estamos solos y que formamos parte de colectividades en aislamiento” como medida temporal contra la pandemia.

El fundador y responsable de Línea UAM de Apoyo Psicológico por Teléfono y por Chat instaurada por la Unidad Iztapalapa consideró que también es prioritario mantener las dinámicas asignadas de manera habitual en los grupos familiares para la comida y las actividades laborales, de estudio, recreativas y de entretenimiento.

“Hay que rescatar la vida cotidiana en aislamiento, es decir, levantarse en los mismos horarios; no estar todo el día en pijama; bañarse, porque esto puede contribuir, no sólo física sino psicológicamente a conservar una rutina; organizar las comidas a una misma hora y no apostar a pegarse a la televisión o los videojuegos, y quizá los fines de semana esto pueda modificarse”.

A partir de la experiencia que está significando la pandemia pueden sacarse beneficios de la convivencia intrafamiliar para pensar en comunidad, hablar, hacer juegos de mesa, cantar, bailar y buscar ser creativos.

El encierro “puede abrir una oportunidad para que veamos a los hijos de manera diferente o ellos a nosotros, porque a veces no tenemos tiempo por el agitado ritmo de vida y ésta puede ser una situación maravillosa para dialogar”.

El maestro Salazar Guerrero sostuvo que las compras de pánico son una muestra de la ansiedad colectiva basada en fantasías, desinformación e ignorancia que a su vez desatan rumores, detrás de los cuales “está la inquietud, que como no podemos resolver comenzamos a transformar en algún tipo de noticia que corre y se esparce”.

Una de las recomendaciones frente a esto “es no saturarse de información, ya que podría contribuir a la confusión, aunque no hay que abstraerse de lo que ocurre”.

Si bien existen políticas públicas respecto de cómo evitar el contagio de COVID-19 reconoció que es complicada la existencia de propuestas emergentes desde las instituciones para generar ambientes sanos, ya que involucran la vida privada de las personas.

“El reto es obtener algo bueno de esta experiencia, en la que cada familia tiene sus propias respuestas, por lo que hay que desarrollarlas con base en el diálogo y la comunicación”.

Actitudes como las que se registran en Italia y España, donde los vecinos salen a cantar o tocar un instrumento musical desde los balcones o a brindar un aplauso colectivo en reconocimiento del trabajo de los médicos revelan cómo en grupo se piensa de manera diferente, creando mecanismos de diversión y apoyo.

El psicólogo Salazar Guerrero remarcó que “generar más estrategias comunitarias permite trascender nuestro individualismo y representa una oportunidad de pensar con y en los otros”.