Por: Redacción/

Donantes internacionales comprometieron este viernes más de 350 millones de dólares para poner fin a la violencia sexual y de género en situaciones de crisis humanitarias durante conflictos y desastres.

La suma, junto a cientos de compromisos políticos, se anunció al final de la primera conferencia sobre esta temática, organizada en Oslo por los Gobiernos de Noruega, Iraq, Somalia, y Emiratos Árabes Unidos junto a las Naciones Unidas y el Comité Internacional de la Cruz Roja.

Una de cada tres mujeres sufre violencia sexual durante su vida. Los hombres y los niños son afectados también, un riesgo que aumenta en el contexto de crisis humanitarias. Una de cada cinco mujeres refugiadas o desplazadas internas, es víctima de esta violencia.

Actualmente 140 millones de personas necesitan asistencia humanitaria alrededor del mundo. De ellas, 35 millones son mujeres y niñas en edad reproductiva. Sólo un 1% de todos los fondos canalizados a la ayuda se utilizan para protegerlas de la violencia sexual.

Realmente no hay excusa para no actuar ante este fenómeno abominable en las crisis humanitarias.

“La violencia sexual y de género ya no es un horror oculto”, dijo el jefe de la Oficina de Coordinación Humanitaria de la ONU, Mark Lowcock, quien ha sido testigo de cómo los civiles sufren violaciones graves de derechos humanos durante sus visitas a países atrapados en crisis.

“Realmente no hay excusa para no actuar ante este fenómeno abominable en las crisis humanitarias. Los sobrevivientes y las personas en riesgo en todo el mundo necesitan un apoyo material y tangible cerca de donde viven”, aseguró ante los participantes de la conferencia de dos días que culminó este viernes.

La cita logró cientos de compromisos para establecer marcos legales, prevención y respuesta a la violencia sexual, así como liderazgo y coordinación para ofrecer servicios específicos y cuidados a los sobrevivientes en todas las crisis humanitarias actuales.

“Espero y espero escuchar promesas de más fondos para las organizaciones de mujeres y otras personas que trabajan en primera línea. Muchos de estos y otros grupos humanitarios se financian a través de planes conjuntos humanitarios y de refugiados o reciben apoyo de fondos mancomunados coordinados por las Naciones Unidas”, dijo Lowcock.

Reconociendo el problema

La violencia sexual y de género en conflicto antes se percibía como un producto de la guerra, pero ahora se reconoce como un arma y un crimen. Aun así,  ocurre en todas partes y es poco conocida en todo el mundo debido a l temor al estigma o las represalias, la disponibilidad limitada o el acceso de proveedores de servicios de confianza, la impunidad de los perpetradores y la falta de conciencia de los beneficios de buscar atención.

Los sobrevivientes a menudo enfrentan el rechazo social que aumenta su vulnerabilidad ante más abusos y explotación. Las consecuencias de esta forma de violencia pueden ser profundas, duraderas e intergeneracionales. A menos que se aborden, las cicatrices que deja la violencia sexual y de género en las crisis humanitarias dificultan la resistencia y recuperación de las comunidades.

Si bien la respuesta humanitaria a este tipo de violencia ha mejorado en los últimos años, aún queda mucho por hacer. Es vital que la prevención y la respuesta se centren en las necesidades de los afectados, y les permitan participar.

“La comunidad internacional debe hacer más para apoyar a los sobrevivientes y las personas en riesgo de violencia sexual y de género, y para poner fin a la impunidad que alimenta esta pandemia mundial”, dijo la directora ejecutiva del Fondo de Población de las Naciones Unidas UNFPA, la Dra. Natalia Kanem.

“El UNFPA se encuentra en primera línea coordinando los esfuerzos de prevención y respuesta y, con nuestros socios, brindando atención médica sexual y reproductiva para salvar vidas y servicios especializados a sobrevivientes en países afectados por crisis humanitarias. Sin embargo, dado que las necesidades crecientes superan los recursos actuales, se necesita más y un financiamiento a más largo plazo para construir una respuesta más efectiva. Esperamos que aumente la voluntad política y los compromisos financieros para las mujeres, las niñas y todas las sobrevivientes, para fortalecer la prevención y proteger a todas las personas en riesgo”, agregó.

Un momento coyuntural para los países en crisis

La Conferencia llega en un momento crítico para Somalia, donde el gabinete ha propuesto recientemente el Proyecto de Ley de Delitos Sexuales al parlamento federal, que brindaría su primera legislación específica sobre violencia sexual y de género.

“La aprobación de este proyecto de ley crucial por parte del gabinete de mi país muestra el compromiso de nuestro gobierno de brindar justicia a las sobrevivientes de violencia sexual”, dijo la ministra de Desarrollo de las Mujeres y los Derechos Humanos, Deqa Yasin.

Durante una reciente convención de 350 mujeres líderes y defensoras de género en toda Somalia y la diáspora, las activistas pidieron conjuntamente tolerancia cero para la violencia de género y la aprobación urgente de la Ley de Delitos Sexuales.

Por su parte, el canciller iraquíaseguró que todos los programas y planes que implementan para lograr niveles más altos de desarrollo en las sociedades serán ineficaces mientras las mujeres sean víctimas de violencia sexual y de género.

“Se puedenconseguir grandes logros cuando las mujeres se empoderan y se convierten en figuras líderes de nuestras sociedades”, recalcó Mohamed Ali Alhakim.

Las cifras

La conferencia reunió a sobrevivientes y especialistas, miembros de 167 organizaciones nacionales y 76 internacionales de la sociedad civil, el Movimiento Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, representantes de 100 naciones y líderes mundiales. .

Veintiún donantes comprometieron 363 millones de dólares para 2019 y 2020, incluidos 226.2 millones solo para 2019. Además, se anunció una generosa financiación no asignada y básica para los socios humanitarios que trabajan para prevenir y responder a la violencia sexual en conflicto, así como también la financiación para el Fondo Central de Respuesta a Emergencias y otros fondos conjuntos de países.