Por: Redacción/

Aunque México, Estados Unidos y Canadá –integrantes del T-MEC– producen alrededor de 18 por ciento de plásticos en el mundo, equivalente a lo que se genera en Europa, en el país hay muy pocos estudios sobre las repercusiones de la presencia de microplásticos en los diferentes ambientes, afirmó la doctora Patricia Ramírez Romero, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

De acuerdo con algunas estimaciones existen 8,300 millones de toneladas de plástico virgen y esas pequeñas esferas más tarde se transformarán, derivando en 6,300 millones de toneladas de residuos de ese material –según datos de 2015–lo que explica la idea “de que vivimos en la era del plástico”.

Una vez que han llegado a su vida útil “los desechamos y apenas nueve por ciento será reciclado y 12 por ciento incinerado, mientras que “79 por ciento se trasladará a basureros o, desafortunadamente, a los entornos naturales, de tal suerte que 13 millones de toneladas llegan cada año al mar”.

Debido a su tardía degradación, esas partículas son confundidas con alimentos por los animales marinos, con los consecuentes problemas a la salud de los humanos.

Especialistas del Laboratorio de Toxicología de la Unidad Iztapalapa de la UAM realizaron un muestreo de peces, moluscos y sedimentos de agua, así como una evaluación de residuos sólidos para saber si el mal manejo de éstos era el origen de la contaminación por microplásticos en el municipio de Tecolutla, Veracruz.

Los estudiantes Lirio J. Sánchez. Wendy Alvarado y Paul Torres practicaron análisis a diez especies de peces y almejas chocolate en diferentes puntos del estero, encontrando presencia de esos materiales en cada una de las matrices alertadas en el agua, indicó la doctora Ramírez Romero al participar en el Ciclo: Sábados en la Ciencia.

En las almejas se pudo calcular que más o menos “estaríamos ingiriendo 2.6 partículas por gramo, es decir, 296 microplásticos en un coctel grande, lo que comparado con Europa o China es menor, pero al final quedamos expuestos a través de los alimentos”.

En un recorrido en lancha observaron sandalias y botellas de agua flotando en el mar, lo que manifiesta la necesidad de una mayor cooperación entre todos los ciudadanos para el manejo adecuado de la basura, en especial cuando se trata de restos plásticos.

“Estamos consumiendo comida que trae microplásticos que no vemos y no nos saben, aun cuando pueden favorecer la presencia de cáncer en diferentes órganos y alterar los sistemas hormonales al grado de no permitir una reproducción normal”. En la placenta son capaces de pasar a tejidos muy cerca del bebé y causar problemas en el desarrollo” de éste.

La pandemia del COVID-19 ha incrementado el uso de plásticos –mascarillas y guantes– o el servicio de venta de comestibles a domicilio hasta en 60 por ciento en esta temporada, calculándose que para la atención de cada enfermo de coronavirus se requieren entre 2 y 2.2 kilogramos de residuos al día, en promedio, que no son desechados de manera correcta”, finalizó.

El Ciclo: Sábados en la Ciencia es organizado por la Oficina de Divulgación de la Ciencia y las Humanidades, y el Centro Cultural Casa de las Bombas de la Unidad Iztapalapa de la UAM, en conjunto con la Academia Mexicana de Ciencias. La doctora Ramírez Romero dictó la plática Plásticos y microplásticos. La contaminación de nuestros alimentos.