Por: Redacción/

La UNAM presentó hoy las denuncias correspondientes ante la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México y la Fiscalía General de la República, por los actos vandálicos ocurridos la tarde de ayer que dañaron el patrimonio en Ciudad Universitaria.

En conferencia de medios, Leonardo Lomelí Vanegas, secretario general, afirmó que atentar contra la Universidad Nacional es atentar contra el desarrollo de México.

En el auditorio del Museo Universitario Arte Contemporáneo, expuso que a la UNAM hay que cuidarla, conservarla, e hizo un llamado a la unidad de los universitarios y a no permitir la impunidad. “Son tiempos de unidad en la casa de estudios más importante del país”.

Apuntó que sólo con la participación de todos se podrán erradicar prácticas que vulneran la convivencia y afecten el desarrollo de las actividades que la nación ha encomendado a su Universidad.

Ésta es una institución educativa abierta a todas las formas de expresión legítimas que su comunidad ejerza para hacer valer sus derechos y encauzar peticiones, que deberán ser resueltas por las autoridades universitarias.

Por ello, deslindó de los lamentables acontecimientos del día de ayer (perpetrados por grupos de provocadores que evidencian una preparación profesional y que ya han aparecido previamente en otras protestas) a alumnos que se manifestaron pacíficamente y que han presentado demandas legítimas que ya están siendo atendidas por la Universidad.

Lomelí Vanegas enfatizó: “la Universidad Nacional sufrió una burda e irracional agresión después de una marcha pacífica que se desarrolló con normalidad y culminó con la entrega de un pliego petitorio por parte de alumnas de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán, sobre diversos problemas relacionados principalmente con temas de violencia de género, pliego que será atendido”.

Otra marcha, procedente del Metro CU, y que desde el principio mostró un talante agresivo, integrada mayoritariamente por personas encapuchadas, se dirigió a la Torre de Rectoría, realizando diversos destrozos a su paso, explicó.

Al llegar a la explanada de Rectoría, este grupo inició un ataque contra la torre, procediendo de manera sistemática y con diversas herramientas para vulnerar los mecanismos de seguridad del edificio.

También esparcieron gasolina dentro y fuera de la torre y trataron en varios momentos de provocar un incendio, que pudo ser sofocado por el cuerpo de vigilancia que permaneció en el interior de la edificación. Durante el ataque también fueron vandalizados el mural de David Alfaro Siqueiros “Las fechas en la historia de México, o el derecho a la cultura”, y la bandera nacional que ondeaba en la explanada.

Después de haberse introducido en la planta principal de la Torre de la Rectoría y provocar cuantiosos daños, los agresores se replegaron y comenzaron a retirarse. Un grupo se dirigió a la zona comercial al sur de la torre, y en la Librería Henrique González Casanova rompieron vidrios y computadoras, y sustrajeron libros y otros artículos que se venden en el local. Algunos de los libros fueron esparcidos en el piso o abandonados en los prados adyacentes, relató el secretario.

Los libros fueron devueltos gracias a la participación de un nutrido grupo de estudiantes que repudió la agresión y se acercó a tratar de ayudar al personal. “La Universidad Nacional agradece esta actitud de sus estudiantes y trabajadores, que demostraron así que el verdadero sentir de nuestra comunidad es contrario a cualquier forma de violencia”.

La Universidad, aseguró Lomelí, “es segura para que los alumnos acudan a estudiar. Esta agresión fue claramente contra el edificio de la Rectoría y se ha hecho todo lo que está al alcance para garantizar la seguridad dentro del campus, y se ha acompañado a la comunidad cuando sufre algún tipo de problema fuera de estas instalaciones”.

En su oportunidad, Mónica González Contró, titular de la Oficina de la Abogacía General, explicó que se presentaron las denuncias correspondientes y las autoridades trabajan de manera coordinada. Desde ayer se comenzaron las primeras diligencias para determinar los daños e identificar a los responsables.

En cuanto al tema de violencia de género en la institución, subrayó que se han llevado acciones para atender las demandas. En tres años se han registrado mil 14 denuncias; 85 por ciento de los casos están resueltos con alguna sanción o concluidos por otros medios. También se trabaja para contar con pequeñas oficinas que brinden atención especializada para recibir denuncias y levantar las actas en las diferentes facultades de Estudios Superiores.

El coordinador de la Investigación Científica, William Lee Alardín, calificó los hechos de ayer como una burda agresión que afecta el quehacer de la Universidad, y diferenció las demandas legítimas que se presentan de manera enérgica y razonada, de las agresiones injustificadas como las sufridas ayer.

Luego de recalcar las enormes contribuciones de esta casa de estudios al país, a la generación del conocimiento, a la educación y a la difusión de la cultura, señaló que estas agresiones afectan y vulneran el quehacer y la misión de la UNAM.

Jorge Volpi Escalante, coordinador de Difusión Cultural, resaltó que “ningún libro valdrá nunca lo que los cuerpos violentados, acosados y asesinados de cualquier mujer, pero la destrucción de una librería y libros es también inadmisible”.

Una librería, detalló, es el símbolo de la voluntad crítica, la libertad de expresión, la defensa de la diversidad, “elementos que necesitamos ahora en el país. Cuando hemos visto a lo largo de la historia la destrucción de libros y bibliotecas o librerías, normalmente representa una inmersión en la barbarie. Así, este grupo de delincuentes no es en ninguna medida aliado de las justas causas feministas, sino enemigos de ellas y de la Universidad”.

Socorro Venegas, directora general de Publicaciones, relató que en ese recinto se registraron daños en los libros y el mobiliario. “Agradecemos a los estudiantes valientes, porque mientras ayudaban –a recuperar libros- eran increpados”, así como al personal que se mantuvo en sus puestos de trabajo, y que entre vidrios rotos trató de resguardar el acervo.