• Conforme se contamina y hay menor oferta, el precio comienza a reflejarse de alguna manera; lo mismo podría suceder en un escenario de menor disponibilidad del recurso.

Por: Redacción/

Darío Ibarra Zavala, académico de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, alertó que debido a la escasez del agua no debería causar sorpresa que en un futuro cercano el vital líquido cotice en las bolsas de valores de México y el mundo; “esa es parte natural de la evolución de los mercados, Estados Unidos ya dio el primer paso, es altamente probable que pronto comience a ocurrir en otros países”.

Es el bien más preciado para la vida en el planeta y debido a que cada vez hay menor cantidad, a partir de diciembre de 2020 cotiza en el mercado de futuros de New York, en Wall Street.

Explicó que lo anterior significa que ahora es un commodity más; es decir, así como hay mercado de futuros para naranja, carbón, petróleo, gas natural, oro y plata, “dentro de esta canasta solo agreguemos el agua, porque se trata de un bien cada vez más escaso”.

En ese sentido, y “en adición al cambio climático que también afecta su disponibilidad, muchos buscan desde ahora ‘amarrar’ el precio del recurso hídrico”.

Ibarra Zavala detalló la gravedad del problema: cuando se agudice “el siguiente paso en la evolución del mercado de agua, que ya inició en Estados Unidos, consiste en tratar de ‘amarrar’ el precio futuro del agua, sobre todo la industrial, pero también del sector doméstico”.

La huella del ser humano

Darío Ibarra destacó que los seres humanos contaminan el planeta de diferentes maneras, y consecuencia de ello es el calentamiento global, de ahí que en algunas zonas donde antes había agua en abundancia ahora hay poca y viceversa, es decir, su ciclo está alterado.

Resaltó que los acuíferos son contaminados por la industria, en particular por la minera. También, cuando no se tiene el cuidado adecuado en el tratamiento de los desechos industriales y de las ciudades, “a la postre termina por llegar a los mantos freáticos y contaminar el agua”.

Conforme se contamina y hay menor oferta, el precio comienza a reflejarse de alguna manera; lo mismo podría suceder en un escenario de menor disponibilidad del recurso.

Si bien es cierto que el agua es un bien común y un derecho humano, también lo es que existe un costo de extracción el cual es cubierto por los usuarios a través del tandeo y de agua inadecuadamente tratada, que llega a nuestras casas. “Entonces, el agua sí tiene un precio”, aseveró el universitario.

Y abundó: tiene un precio que, como usuarios, no se paga explícitamente; sin embargo, “que no esté monetizado no implica que no tiene un costo y lo mejor que podemos hacer es monetizarlo y asumirlo como consumidores, o con el apoyo de cualquiera de los tres órdenes de gobierno”.

Refirió que en el caso de México existen contratos con empresas mineras, en particular en Zacatecas, los cuales consisten en un acuerdo con el organismo operador de agua local para no utilizar la del acuífero para sus procesos de limpieza del metal, sino tratada y a cambio la compañía le entrega el agua potable; una especie de intercambio que en los mercados financieros se denominan swap, aunque en este momento no existe la formalización de que sea reconocido por una cámara de compensación, una de las actividades de las bolsas de valores.

En síntesis, para Darío Ibarra el hecho de que esté cotizando en el mercado de valores es un reconocimiento de que se trata de una mercancía que tiene un precio y, por otra parte, manda una señal al mundo de que el agua es un recurso cada vez más escaso, y por ello vale más, internacionalmente hablando. Se trata de una medida para que más adelante la escasez del agua no se convierta en un problema más fuerte de lo que ahora es.

“Entonces, lejos de considerarlo una mala noticia, es una buena señal, es un indicador de que debemos hacer una gestión adecuada de nuestros recursos hídricos”, finalizó.