Por: Redacción/

Con un proyecto de escuela normal experimental en Huajuapan de León, Oaxaca, los egresados Diego Eduardo Hernández Santamaría y Estefanía Medina Duarte y la alumna del doceavo trimestre de la Licenciatura en Arquitectura de la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Paola Andrea Ríos Camacho ganaron la medalla de plata en el Concurso Internacional Premio de Arquitectura y Diseño IOC/IPC/IAKS 2019, cuya premiación se llevará a cabo en noviembre en Colonia, Alemania.

Los miembros de la Casa abierta al tiempo fueron los primeros latinoamericanos en obtener este reconocimiento, dirigido a estudiantes y jóvenes profesionales y que otorgan conjuntamente organizaciones alemanas, entre ellas la Asociación Internacional para Instalaciones Deportivas y Recreativas (IAKS).

El diseño fue hecho para un terreno de 6.7 hectáreas de la zona mixteca de Huajuapan de León sobre una pendiente accidentada, donde ejemplares de cactáceas vernáculas son muy apreciadas por la comunidad, por lo que su preservación es importante en la propuesta.

Con base en las necesidades de una escuela normal de alta demanda se esbozó un plan maestro que prevé “recuperar capital y reinvertir en los edificios faltantes, convirtiendo el complejo en un sitio económicamente sustentable”, en virtud de que los alumnos –quienes fueron asesorados por la maestra María de Lourdes Sandoval Martiñón, investigadora del Departamento de Medio Ambiente– consideran que la arquitectura “debe ser para la gente y que los espacios deben vivirse” e integrarse con el medio.

Con esas premisas, mediante un concepto semi-abierto el proyecto cuenta con plazas abiertas que fungen como hito a los diversos accesos, así como un mirador en el punto más alto del terreno para apreciar la interrelación de la comunidad con la escuela, creando una apropiación sociocultural del espacio y un constante diálogo con la naturaleza.

El plan maestro se dividió en tres etapas: la primera implica la construcción de tres aulas, un edificio administrativo, un auditorio, una cafetería y una biblioteca comunitaria; la segunda plantea la edificación de una alberca semi-olímpica, un gimnasio interno, una pista de correr, un gimnasio urbano y una zona de campamento para la comunidad escolar y aledaña.

La tercera fase consiste en la realización de talleres para la recreación medioambiental, artística y social, así como un andador volado desde el cual pueda contemplarse el entorno.

Los edificios fueron diseñados “con una volumetría prismática pura y monumental, haciendo una abstracción de la sierra mixteca”, con el fin de crear un diálogo que recuerda la magnificencia de las montañas de las cuales está rodeado Huajuapan de León.

Con el diseño de los tres inmuebles principales se logra la cohesión visual en las alturas, siendo la cafetería el órgano que une a las otras dos construcciones, tal como la comida une a la sociedad oaxaqueña, expresaron.

Además tienen extensos espacios bioclimáticos que respaldan la orientación del sitio, el aprovechamiento de ventilación cruzada, la iluminación natural y las áreas de confort dentro y fuera, entre otros factores.

También cuentan con un circuito hidrosanitario que comienza con la captación pluvial en las azoteas y su canalización a sistemas de tratamiento ultravioleta para su reinserción en el suministro hídrico del complejo alternado con el respaldo de la red municipal, entre otras instalaciones.

Hernández Santamaría, Ríos Camacho y Medina Duarte señalaron que para participar en el concurso se enfocaron en lo gráfico e infográfico, posteriormente a lo largo de varios cursos académicos realizaron el diseño arquitectónico que implicó asentar en planos la información que recopilaron, y ahora se encuentran realizando el proyecto ejecutivo, que abarca el diseño estructural y las instalaciones.

Los alumnos han estado en comunicación con los profesores de la escuela normal y con el gobierno municipal, con el fin de buscar los recursos para poder llevar a cabo el proyecto.

Haber estudiado en la UAM implica una gran satisfacción, ya que la Casa abierta al tiempo “nos formó como arquitectos al 100 por ciento y nos ha permitido desde nuestra profesión ver lo que hay más allá de nuestra unidad académica”.